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jueves, 8 de diciembre de 2022

ADVIENTO III

 Colaboración de Paco Pérez

CONFIAR, EL CAMINO. DUDAR, NOS PUEDE PERDER

Isaías, estando cautivos en Babilonia, les comunicó que la liberación estaba próxima porque vendría un guerrero fuerte, les pidió que estuvieran preparados y que no perdieran la esperanza pues ese día todos tendrían que levantarse para caminar con la cabeza erguida y la ayuda de los demás.

El día anunciado llegó, Ciro derrotó a los babilonios, liberó a los judíos y les permitió retornar a su tierra.

Para Isaías ese hombre fue el brazo ejecutar y Dios el verdadero libertador.

Pasaron los años y también se cumplió el anuncio de la venida del Mesías, el que liberaría al pueblo de Dios.

Estando Juan bautizando se le acercó Jesús, lo recibió y él lo reconoció, se marchó y comenzó su labor evangelizadora sin dejar de “decir y hacer”. Como no estaban acostumbrados al comportamiento de Jesús lo que hacía trascendió mucho, la noticia le llegó a Juan cuando estaba en prisión, dudó y le mandó un mensajero para que le preguntara si era el Mesías anunciado por los profetas y esperado por el pueblo.

La respuesta de Jesús aún está vigente y enseña a las personas el camino del comportamiento: No debemos ufanarnos de las cosas buenas que hacemos a otras personas pues lo importante es ayudar, guardar silencio y esperar que sean nuestras acciones las que nos defiendan ante Dios y la sociedad. Si alguna vez nos acusan de alguna falsedad no debemos defendernos dando explicaciones pues, como ya fuimos juzgados y condenados, nuestra versión de los hechos no será aceptada… ¿Por qué?

Porque no olvidamos, no perdonamos y sí pedimos que nos den un sí, un no o una explicación.

Jesús nos confirma la validez del refranero: [Obras son amores y no buenas razones.]… ¿Por qué?

Porque Él sabía la verdad: No era aceptado de igual manera por quienes eran testigos de lo que “decía y hacía”, sólo los más desfavorecidos lo recibieron bien pero quienes vivían a costa del sistema lo rechazaron porque con él esclavizaban a quienes Él ayudaba y sus enseñanzas sobre la igualdad y la justicia ponían en peligro el modelo que mantenían con la fuerza de las armas.

Ese comportamiento tampoco fue comprendido por quienes esperaban al Mesías y dirigían la espiritualidad del pueblo, incluso “El Bautista”, pues creía que el Mesías prometido vendría para coger una espada, luchar y derrotar a quienes causaban tanto dolor.

Su respuesta fue una manera elegante de decirles que no había venido a luchar sino a liberar a quienes estaban necesitados.

Santiago también les pidió que tuvieran paciencia y les puso como ejemplo al labrador que siembra y después espera tranquilo que llueva antes de que llegue el momento de recoger el fruto.

Los cristianos debemos tener fe si queremos actuar con paciencia en todos los acontecimientos que cada día nos presenta la vida y, como no, mostrándonos participativos y confiados en que Dios premiará nuestras inquietudes y desvelos.

 

 

 

 

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