Colaboración de Paco Pérez
El
buen pastor es
un ejemplo de persona responsable que debe estar presente en la religión,
la familia, la sociedad, el trabajo, los cargos públicos…
¿Por qué?
Porque
lo que hacemos las personas es cuantificable y todas no respondemos igual.
Quienes lo hacen bien contribuyen al progreso y los irresponsables deterioran
el sistema.
Los
cristianos no debemos olvidar cuál es el deseo de Dios pero la respuesta que le damos no es la que Él desea… ¡Vivir en paz y ayudar a los débiles!
Opino
así porque nuestra respuesta presenta un balance con superávit en violencia y déficit
en paz. Estas realidades propician que en el mundo haya abundancia de
muerte, hambre, miseria e injusticia y escasez de amor al prójimo,
justicia, respeto a los derechos, libertad…
¿Por qué hemos llegado a esta degradación?
Porque
los peligros que acechaban al buen
pastor él los conocía y eso le
permitía defender bien al rebaño.
Hoy, los ataques que vienen de los depredadores de cuatro patas son pocos pero
sí han cobrado un protagonismo muy relevante y letal los que hacen los de dos piernas y corbata pues atacan escondidos
en palacios pagados por los débiles que el sistema ocasiona; en ellos se embriagan de poder, ambición,
mentira e injusticia y, antes de acostarse, se miran en el espejo para que éste
les diga que son los más listos y poderosos.
Para que un edificio tenga consistencia y no se
derrumbe necesita tener unos buenos cimientos y si quienes dirigen los destinos
del mundo desde la política y las finanzas no fueron educados bien pues nos gobiernan
sin rumbo, se apoyan en una moral de nulos principios y los frutos que cosechan
son tan lamentables porque son lobos que fueron alimentados con ideales equivocados
y no respetan los derechos del prójimo porque desean engullirlo.
Las consecuencias que se han derivado son la crisis
económica y de paz que tenemos, cuyos efectos devastadores están afectando
a las ovejas más débiles del
rebaño de nuestra sociedad de consumo… ¿Cuántas familias no pueden comer o se han quedado sin techo?
Pronto,
esos problemas serán mayores y tendremos que arrimar el hombro haciendo algo
diferente a lo anterior porque viajar por ese camino no será fácil pues quienes
lo intenten deberán estar muy convencidos y apoyados en una fe verdadera.
Cuando
Pedro tuvo
verdadera
fe comprendió qué le pedía Jesús y entonces predicó con decisión. Sin palabras bonitas, les habló del tema
crucial de aquellos días: Jesús, crucificado por culpa de ellos, era el Mesías
que esperaban.
Así
convenció a las personas, éstas se arrepintieron, le pidieron consejo y él les
mostró el camino: Convertirse, bautizarse y recibir el Espíritu Santo.
En
aquellos días los bautizados no eran bien vistos por la sociedad y tenían que
estar muy convencidos de su fe en Cristo
para resistir la tentación de responder a las ofensas. Si lo conseguían podrían
sembrar con su ejemplo en una sociedad adversa y proclamar que Jesús es el “camino” que debemos seguir cada día para hacer el bien y nuestras obras la llave que nos abrirá o no la puerta para entrar en el Reino.
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