Colaboración de Paco Pérez
NOSOTROS DEBEMOS RECORRERLO
Jesús se reunía con los discípulos, ellos le preguntaban y así descubrió que aún no habían comprendido quién era. Les habló de cómo era la casa del Padre y del viaje que haría para prepararles un sitio donde serían acogidos. Les pidió que creyeran en Dios y en Él, que tuvieran fe y que realizaran obras buenas con los demás como Él hacía cada día. También les dijo que el Padre estaba en Él y que sus obras las realizaba con su ayuda. Así les demostró que no habían entendido el ejemplo de vida que les dio cuando presenciaron cómo curaba a los enfermos, consolaba a los afligidos, escuchaba los problemas ajenos, daba de comer a quienes tenían hambre o les habló del Padre con palabras sencillas… ¡El “CAMINO” que Jesús nos pide que recorramos!
Las dudas que le plantearon Tomás y Felipe nos confirman que
el hombre también necesitaba entonces ver para creer, ese problema siempre
está relacionado con la fe debido a que no sabemos cuidarla o porque caminamos
por el hecho religioso de puntillas.
Al
morir Jesús sus seguidores
comenzaron a dar pasos para consolidar la primitiva comunidad cristiana,
formaron grupos de trabajo, nombraron discípulos para que ayudaran a los
apóstoles en las responsabilidades, servir la comida en la mesa
comunitaria y predicar la Palabra.
Esteban, Felipe y otros lo
fueron y, aunque seguían el ejemplo de los apóstoles, ellos predicaron con un estilo diferente pues abordaban los temas con
suma claridad, asumían el mensaje de Jesús
con rigor y, como hizo Él en su
momento, criticaron las prácticas del Templo y la interpretación
errónea que hacían los judíos de la Ley.
Los fariseos, por sus formas de
predicar y practicar se opusieran a ellos.
Es
evidente que la Palabra, siendo una y clara, siempre fue, y es, motivo de discrepancias entre los
seguidores de Jesús por las
diferentes formas que hubo, y hay, de interpretar qué se debe hacer y qué no.
Ahí está, para mí, la causa por la que seguimos estancados en la cáscara del mensaje porque no somos
capaces de profundizar hasta la pulpa de él, donde está lo esencial… ¡El prójimo!
La
línea que seguían Esteban, Felipe y los otros iba por ese camino pues atendían
a los necesitados, entre los que estaban las viudas y los huérfanos, lo que
Jesús enseñó.
Las
palabras de Pedro confirman que ese
camino era válido y nos recuerdan que Jesús
es el sostén de la Iglesia, que fue
rechazado y matado y que nosotros tenemos que participar en el proceso
evangelizador sin miedo pues quienes intentan hacer daño a la Iglesia tropiezan
en Él y fracasan.
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