Colaboración de Paco Pérez
LAS PERSONAS DICEN Y NO HACEN
Jesús denunció el mal comportamiento de quienes enseñaban el camino del Reino porque no hacían lo que decían, les puso como ejemplo a los escribas y
fariseos y les aconsejó no fiarse de las
personas que hacían como ellos.
A quienes guiaban la espiritualidad del pueblo les pedía coherencia para no confundirlos y a las personas les aconsejó tener espíritu crítico para no dejarse llevar por los planteamientos equivocados de quienes, anteponiendo sus intereses al bien común, sólo se preocupaban de recibir alabanzas y de ocupar los primeros lugares.
Han
pasado muchos años pero tengo la impresión que seguimos practicando
cumplimientos que, para mí, no tienen nada que ver con las enseñanzas de Jesús. Él actuaba y así nos mostraba el camino y su opinión
sobre el comportamiento humano equivocado.
Opinar
para mejorar lo que hay, no es ir en contra de nada ni de nadie sino tener el
deseo de prevenir a otros sobre la verdadera intención de quienes gobiernan
torcidamente nuestras vidas cuando adaptan a sus intereses las
propuestas de Dios, es decir, divulgan las suyas pero no las de Él. Los escribas y fariseos
daban relevancia a lo que no era importante, pasaban de puntillas sobre las
cosas esenciales de la vida porque no habían comprendido la auténtica dimensión
del mensaje de Cristo y porque se
creían en posesión de la verdad y del conocimiento de Dios.
La
prueba de que a Dios siempre le
preocupó el hombre está en el texto donde el profeta Malaquías reprende a la clase
sacerdotal por el incorrecto comportamiento que habían tenido en el
cumplimiento de las normas que Dios les
estableció y cómo habían arrastrado con él a otros. En nuestros días… ¿Tiene
validez ese texto?
Opino
que sí porque hay vigentes algunas prácticas que sólo son “tradiciones”, así lo interpreto cuando
leo Éxodo 20, 1-5.
Daremos
culto a Dios siendo justos con el prójimo y abandonando las prácticas que
no son bíblicas.
Pablo nos muestra la
experiencia misionera que tuvo con los cristianos de Tesalónica y destaca de ella el gran valor que tuvo el AMOR, el elemento que debe resplandecer
en las relaciones de los hombres pues sin él no podremos convencer a quienes
nos escuchan haciendo otra cosa o intentando imponerles nuestras ideas por la
fuerza.
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