Colaboración de Paco Pérez
CAMBIO PERSONAL Y RESPUESTA
El
pueblo de Israel no cumplió siempre con el Señor y vivieron la
experiencia de las deportaciones, estas adversidades les hacían sufrir, perdían
la tranquilidad y culpaban al Señor.
Estando
en Babilonia se sintieron abandonados, el profeta les mantuvo levantado el ánimo y un día les comunicó que el
Señor los había perdonado y que regresarían.
Con este anuncio recuperaron la ilusión y la esperanza que habían perdido, se cumplió cuando el rey Ciro conquistó Babilonia, los liberó y regresaron a Israel.
Este
hecho nos enseña que Dios mueve, silenciosamente, los acontecimientos para
conseguir el fin que persigue, manifestarnos sin trompetería que nos ayuda
siempre y que lo hace con procedimientos diferentes e invisibles. En este
acontecimiento facilitando la victoria de Ciro.
Más
adelante, Pedro también confirmó que el Señor no se olvida de
nosotros ni tarda en respondernos pues sólo desea que no nos desesperemos, que
tengamos tiempo de reflexionar y que modifiquemos el comportamiento. Así, lo
que parece abandono, u olvido, sólo es la actitud amorosa del padre que
siempre perdona y espera paciente a que sus hijos se conviertan, rectifiquen y
se salven.
Juan “El Bautista” evangelizó comunicándoles
la llegada de Jesús, lo presentó como aquel que allanaría los caminos que fueron deteriorados con la injusticia y, de manera sencilla, les propuso la conversión, el arrepentimiento de los pecados, el “bautismo” y el perdón.
Vivió
en el desierto alejado de la grandiosidad del Templo, comiendo y vistiendo con lo que encontraba en él
y sin buscar el protagonismo pues decía que él sólo era el instrumento necesario que facilitaría la llegada del que vendría
después, Jesús.
Como
decía y hacía, su ejemplo facilitó la comprensión del mensaje y las
personas acudían a él para bautizarse.
La
acción benefactora de Dios en nuestras vidas sigue sin ser
percibida por nosotros dos mil veintitrés años después porque no hemos logrado
que haya un modelo social de convivencia más justo y digno para todos. Ante
esta realidad considero que hemos fracasado pues no hemos sabido eliminar,
mediante el amor al prójimo y la justicia social, la opresión
que ejerce la pobreza en quienes continúan sin comer y sin techo.
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