Colaboración de José Martínez Ramírez
Cuando
llega la noche
y
me abraza su silencio,
de
nuevo llegas a mí.
Lo
haces con el viento del Norte,
y
acaricias mi piel y luego,
me
llenas con aromas de jazmín,
y
lluvia triste para que asole
esa
tenue luz de ciego,
que
suele haber en ti.
Dejadme,
en este mar, de sabores
de
olivos donde escuchemos,
ellos
y yo, porque sí.
Nuestros
mutuos lamentos.
Dejadme,
cantar su silencio.
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