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domingo, 20 de septiembre de 2015

QUERER SER LOS PRIMEROS ES LO VULGAR, LOS ÚLTIMOS NOS DISTINGUE

Colaboración de Paco Pérez
La Biblia debe ser el punto de referencia de la fe del cristiano porque contiene las tradiciones primeras y las que reflejan la fundación de  nuestra religión. Los evangelios son avance sobre lo anterior y en ellos se nos muestra el poder sagrado y único de Jesús. Lo tuvo porque enseñaba con autoridad y asombraba a quienes lo escuchaban porque no tenía estudios y los escribas sí. Esa circunstancia no le impedía presentar siempre al pueblo la esencia de su mensaje y lo conseguía porque lo hacía partiendo del conocimiento profundo que tenía de Dios, por eso su palabras eran acogidas muy bien por la gente y le llamaban Maestro.

Un maestro, si quiere ser reconocido y respetado como tal, debe tener un poso cultural fuerte sobre la materia que enseña, Él les mostraba el camino del “Reino de Dios” con autoridad porque conocía a fondo lo que trataba de enseñarnos, nadie podía hacerlo mejor que su Hijo.
En el plano humano tener conocimientos es el primer paso para rendir en algo pero la eclosión definitiva de la persona se produce cuando comprende perfectamente la cultura que ha adquirido, no nos vale ser unos loritos porque después no sabremos poner en marcha nada. Un ejemplo de este principio está en los choques que tiene Jesús con los doctores de la ley religiosa imperante, el judaísmo. Él no priorizaba la limpieza personal, respetar el no hacer labores en sábado y otros costumbrismos judíos porque esa forma de pensar se debía a que consideraba que era más urgente curar en sábado a un enfermo, dar de comer a un hambriento… ¡¡¡Eso no lo entendían los judíos!!!
Si nos fijamos bien comprenderemos que el judaísmo es estricto en el cumplimiento de las normas y el HOMBRE, que es el centro de la doctrina de Jesús, si caía herido en un camino en sábado nadie podía ayudarle porque ellas lo prohibían… ¿Se comprende por qué chocaba Jesús con el PODER?
Los marginados sociales siempre existieron y, como es lógico, ahí también nos enseñó qué debemos hacer con ellos.
Los propios discípulos tampoco lo entendían porque Él les hablaba de la esencia de su futura muerte y ellos se disputaban el puesto que deberían ocupar junto a Él en el más allá. Como los conoce bien, les desmonta sus planes futuros abrazando, delante de ellos, a un niño inocente… ¿Cuál es el mensaje de esta acción?
En aquella cultura los indefensos niños no eran tenidos en cuenta porque no podían aportar nada como miembros de la sociedad, en ellos se cumplía el “tanto tienes, tanto vales” y de ahí que los hombres hagan siempre lo que sea por ostentar puestos de privilegio o de responsabilidad. Como los niños son inocentes y viven sin ambición, pues por eso se lo puso delante como el ejemplo a seguir, tenemos que comportarnos como los niños.
La sociedad no acostumbra a comportarse como los pequeños, siempre ha caminados por senderos diferentes. Unos rompen los moldes para alcanzar el objetivo de manera lícita y otros no. Cuando las personas justas argumentan de manera razonada, a quienes no actúan bien, que ese no es el camino éstos recurren a las garras del poder que manejan para aplastarlos o arrinconarlos. En su momento, quienes son perseguidos por decir la verdad deberán confiar en Dios, Éste estará a su lado y los protegerá.
La ENVIDIA es la causante de los males de la humanidad. En todos los grupos sociales la hubo y la habrá y ella es la que genera los enfrentamientos que hay siempre entre los hombres porque los lleva siempre a la AMBICIÓN sin límites y ya hacen todo lo que les facilite alcanzar su objetivo.
Cuando esto ocurre somos una comunidad que no da frutos porque vivimos al margen de Dios y deberemos rectificar y tomar actitudes humildes que nos devuelvan al buen camino, el que nos enseña Cristo con su ejemplo.






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