Capítulo I
Colaboración de Antonio Cañas Calles
Hemos
cambiado en el pueblo de nombre,
ya
no serás más un villargordeño,
te
llamarán ahora villatorreno,
aunque
más de uno al oírlo se asombre.
¿Quién
por el cambio va a ser menos hombre?
¿Quién
va a quedar por la noche sin sueño?
¿Quién
de lo suyo va a ser menos dueño?
¿Es
que hay quien pierda linaje o renombre?
Puedes
decir que salimos ganando,
pues
hay al menos ventaja en figura
sólo
si en nombres nos vamos fijando:
sin
Villargordo perdemos gordura,
que
para todo está siempre estorbando,
y
es Villatorres ganar estatura;
mas nos queda todavía
pendiente
que hay que
elevar de esas torres la altura
y eso hay que
hacerlo con ánimo ardiente.
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