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viernes, 26 de febrero de 2016

PREGÓN DE LAS FIESTAS DE SANTIAGO 1994

Colaboración de Antonio Cañas Calles
Capítulo IV
A VILLARGORDO Y SUS GENTES
Queridos amigos míos,
pasamos a otro terreno,
y aunque os parezca mentira
o creáis que loco me he vuelto,
o que el calor del verano
me ha derretido los sesos,
os diré sinceramente
lo que en estos días observo:

con tanta gente de fuera,
con tantos villargordeños,
parece que Villargordo
es bastante más pequeño;
no penséis que es que deliro,
lo explicaré en un momento.
Al pueblo de mis amores
no solamente lo veo
como el recinto de casas
que entre tres o cuatro cerros,
por la hondonada que forman
cada vez se va extendiendo
más próspero y más hermoso,
mucho más grande y más bello.
Para mí, amigos míos,
eso sólo no es mi pueblo.
Mi pueblo también lo son
los paisanos que por cientos,
o por miles, por el mundo
a su pueblo llevan dentro.
Son muchos guardias civiles,
soldados en regimientos,
numerosos policías,
que todos cumplen con celo
con el difícil deber
de en España defendernos
de los peligros de fuera
y los peligros de dentro;
para ellos vaya el aplauso
de nuestro agradecimiento.
Mi pueblo también lo son
los muchos hermanos nuestros
que tuvieron que dejar,
desde ya lejanos tiempos,
sus casas y sus familias
en busca de su sustento,
y en otras tierras de España
o en países extranjeros,
mostraron con su trabajo
de lo que es capaz un obrero
andaluz cuando le ofrecen
un salario y un empleo.
Muchos por allí quedaron,
otros a su tierra han vuelto,
mas todos, estoy seguro,
de aquí se siguen sintiendo
y hacen sentir a sus hijos
que Villargordo es su pueblo.
Para aquellos que han logrado
en esta fiesta el reencuentro,
para aquellos que tareas
aquí estar les impidieron,
para tantos que dejaron
por ahí su último aliento,
vaya también el aplauso
con un abrazo fraterno.
Para mí mi pueblo son
otros muchos que salieron
algún día de su casa
para ocupar un empleo;
muchos hombres y mujeres
funcionarios o maestros,
empleados en empresas
que ocupan variados puestos,
o son universitarios
con estudios muy diversos,
que unos formándose están
y otros ya están ejerciendo.
Seguro que aquí presentes
tiene que haber muchos de ellos.
Si tantos en estos días
nos juntamos en el pueblo,
y para mí mi pueblo es
donde haya un villargordeño,
sea en España o en Europa
o sea en todo el universo,
cuando aquí todos estamos
Villargordo es más pequeño.
¿Verdad que ahora sí entendéis
lo que os decía al comienzo?
Mas los tiempos van cambiando,
y la semilla que al suelo
desde ya hace años se arroja
con sacrificio y esfuerzo,
con el tiempo da sus frutos,
los frutos que estamos viendo.
Nuestro pueblo, siendo el mismo,
viene cambiando de aspecto,
y no me refiero yo ahora
a lo que es su aspecto externo,
sino a tantas perspectivas
que sus hijos van abriendo.
Hay que mirar hacia atrás,
y aunque dice el refranero
que cualquier tiempo pasado
fue mejor, eso no es cierto
si comparamos lo de ahora
con lo de tiempos pretéritos.

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