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domingo, 4 de septiembre de 2016

EL SEGUIMIENTO IMPLICA RENUNCIA

Colaboración de Paco Pérez
Jesús siempre planteaba sus temas con la total crudeza que requería el asunto y sin ejercer presiones sobre los que le escuchaban, después tenían que decidir sobre el camino que debían seguir. Él no planteaba opciones dubitativas que permitieran a su auditorio hacer interpretaciones equivocadas de sus palabras, esa es la explicación razonable que encuentro para el hecho de que algunos consideraran que era muy duro su seguimiento y que entonces se retiraran cabizbajos. En nuestros días nos ocurre igual aunque las circunstancias sean diferentes.

Hay una diferencia sustancial entre Jesús y quienes intentan guiar hoy nuestros pasos espirituales. Éstos prefieren las medias tintas debido a que saben que el auditorio, en su mayoría, no está convencido del mensaje y le dé la espalda; por eso estamos estancados en un seguimiento poco o nada comprometido con el mensaje de la cruz.
Sus palabras siempre iban en línea recta, las presentaba entendibles para que comprendieran las circunstancias personales o colectivas del momento y las acompañaba de ejemplos tomados de la vida social y de su entorno. Lo que no hizo fue cambiar el formato. Ahora no es así y por ello se cambian las formas del culto, los principios rígidos y duros que nos dejó pasan a ser tratados con tibieza, afirmaciones mantenidas durante mucho tiempo sobre lo desconocido ahora son desmentidas por inexistentes, las tradiciones son el fundamento de la fe y el prójimo no ocupa el centro de nuestra vida cristiana… ¿No sería mejor aplicar la radicalidad que nos enseñó Jesús, y que hoy se nos recuerda, para que abandonemos lo que todos sabemos que Él no nos propuso?
Anoche nuestro párroco habló sobre el tema, nos dejó una reflexión interesante y hoy voy a tratar de endilgarla de la mejor manera posible:
- Si nos encontráramos con Jesús… ¿Qué le diríamos sobre nuestro comportamiento cristiano?
Es cierto que la transmisión del mensaje a través del tiempo, cuando es por vía oral y no escrita, sufre desviaciones por parte de los transmisores y de quienes los escuchan pero creo que no hay justificación para lo que hacemos porque considero que después de Jesús el alumbramiento del mensaje alcanzó su punto culminante y, como a todo bebé, lo que hay que hacer es cuidarlo y facilitarle su desarrollo para que alcancé la madurez y que sea una persona equilibrada... ¿La Iglesia en su conjunto, clérigos y laicos, ha seguido esa línea después de Jesús?
Creo que no. Lo afirmo porque considero que nuestro gran fallo está en las prisas cuando Dios, en la infinitud del tiempo y de su grandeza (los científicos afirman que la Tierra tiene una antigüedad de 4.543 millones de años) siempre debió de mostrarse a los seres creados… ¿Cómo?
Si somos medianamente inteligentes deberemos de entender que su método de enseñanza debió de evolucionar a medida que lo hacía la mente del hombre y que su desarrollo debió de alcanzar el punto culminante con Jesús. Él hizo su labor y dejó en nuestras manos el desarrollo de su proyecto para caminar hacia el Reino de Dios… ¿Qué pruebas tengo para afirmarlo?
He dicho en más de una ocasión que muchos cristianos ningunean los contenidos del AT porque proclaman que tienen suficiente con los del NT y esa postura creo que es un error grave que han adquirido porque la Iglesia no se ha preocupado de poner como obligatorio el conocer a fondo nuestros libros sagrados antes de ser BAUTIZADOS. Aquí me quedo y que cada cual saque sus conclusiones.
Pues bien, en la primera lectura de hoy podemos comprobar que los problemas del hombre en sus relaciones con Dios siempre existieron, esta lectura es del AT y nos confirma su validez y el error de esta parte de la cristiandad.
Los hombres normales se atreven con todo. Por este planteamiento, a veces, si tienen que acusar a Dios en el contexto del tema que los ocupa lo hacen convencidos de que sus opiniones son ciertas, se manifiestan hacía Él en una línea exigente y después se quedan muy tranquilos. Otros, conscientes de su ignorancia, aceptan los hechos con naturalidad y ponen en sus manos los hechos que les ocurren.
Los hombres de ciencia están, sobre el resto, en un nivel muy superior y por ello se subieron tan altos en la parra del saber que, algunos, en el tema de Dios tienen también un comportamiento desafiante. Hay otros a los que su conocimiento científico les ha servido para comprender que mientras más saben en el campo de la ciencia más se dan cuenta de que no saben nada de Dios pues la grandeza de su obra creadora así se lo indica.
Ahora la PRUEBA de que esta problemática no es de nuestros días, es de siempre. En estos versículos del texto de la primera lectura se nos dice:
- [¿Qué hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere?]
– [Apenas conocemos las cosas terrenas y con trabajo encontramos lo que está a mano: pues, ¿quién rastreará las cosas del cielo? 
¿Quién conocerá tu designio, si Tú no le das sabiduría, enviando tu santo espíritu desde el cielo?]
Como prueba de la grandeza de Dios os propongo el recuerdo de aquella escena en la que David vence al gigante Goliat con una honda de pastor. Ante ella sólo nos queda elegir… ¿Fue obra de su grandeza y para que comprendiéramos que Él no necesita de los dotados para conseguir lo que pretende o fruto de la casualidad?
Hoy también nos habla Pablo del perdón, una práctica que todo cristiano debe poner en marcha a diario… ¿Lo hacemos?

Finalmente debemos de meditar mucho, para intentar mejorar nuestra actitud, sobre el mensaje de que el seguimiento de Jesús implica renunciar a muchas cosas que nos dan estabilidad y seguridad en la vida y, también, que la persona debe aceptarse, tal cual es, tomar su cruz y llevarla a diario en su seguimiento.

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