Colaboración de Paco Pérez
HAY NUEVO CANTINERO,
EL SR. “RASPÍN”
Al
“Hogar del Jubilado” le ocurre como
a nuestra querida España, cada
cierto tiempo tiene que abordar la celebración de elecciones para elegir nuevo
“cantinero”, todos sabemos que éste tiene
que ser siempre del pueblo y no de Cuba.
El
anterior responsable de este servicio fue, durante unos años, Tomás Mateos “El Minico” pero un día decidió abandonar esa responsabilidad, se lo
comunicó a la Junta Directiva, ésta
declaró vacante esa función y estableció un periodo de tiempo para la
presentación de candidatos.
Estaba
en marcha el proceso convocado por los dirigentes del “Hogar”, yo no tenía ni idea de ello, y un día, mientras tomaba solo
unos vinos en “El Tropezón” y leía
la prensa, se me acercó Andrés Coeto y charlamos
de varios temas, en un clima amigable me comentó:
-
Paco, ahora que estamos los dos
solos, quisiera hablarte de un tema.
–
Te escucho –le respondí.
–
Dentro de unos días habrá elección de nuevo “cantinero” en el “Hogar del
Jubilado” para suplir a Tomás,
yo voy a presentar mi candidatura y quisiera que me apoyaras.
–
Andrés, me hubiera gustado hacerlo
pero lamento decirte que no podrá ser debido a que no soy socio – le contesté.
Seguimos
charlando y me comunicó que quien se presentaba realmente era su madre y que él
le ayudaría atendiendo el servicio.
La
curiosidad me hizo preguntarle:
-
¿Qué otros se presentan también para el cargo?
–
Mi tío Juan “Raspín” – me contestó.
–
Andrés, lamento decirte que tu tío
será el nuevo “cantinero”.
–
Ya me lo han dicho otras personas también… ¿Por qué crees eso?
-
Porque tu tío tiene una peña grande de amigos que acude a diario allí para echar
la “liguera” y ese factor será
decisivo, a lo mejor me equivoco – le respondí.
Después
de las elecciones, una mañana iba por la “Cañailla”
y Andrés me llamó la atención:
-
¡¡¡Pacooo!!!
Me
detuve, caminé hasta él y, después de los saludos de rigor, me dijo:
-
Llevabas razón, mi tío Juan "Raspín" ha sido
elegido.
Estaba
triste porque había intentado encontrar una forma de ganarse un dinero para ir
tirando, ante el panorama tan lamentable que el mundo del trabajo ofrece a
todos.
Unos
días después, iba como de costumbre con mi esposa a tomar el café matinal y
cruzábamos por El Paseo, mientras lo
hacíamos, escuchamos una voz que me llamaba con fuerza, detuvimos nuestra
marcha, me giré y resultó ser el amigo Pepe
Escalante. Cuando llegó hasta nosotros muy alborotado, ya sabemos que sus
nervios le hacen manifestarse de manera muy atropellada y poco entendible, me
habló del nombramiento del señor “Raspín”
y de los textos jocosos que ya le habían sacado en el HOGAR. Nuestra respuesta fue lógica, reírnos nada más escucharlos
porque es increíble la facilidad que hay en nuestro pueblo para hacer estas
chirigotas. Cuando nos íbamos a despedir le dije:
-
Pepe… ¿Qué te parece si nos
acompañas a la cafetería y, mientras tomamos un café, yo escribo lo que acabas
de contarnos para que no se me olvide?
Aceptó
la propuesta y saboreando la dosis cafetera, nos fue contando de nuevo su
novedad informativa. Lo que no comentó es quién o quienes habían sido los
creadores de las ocurrencias:
PRIMERA:
Si
quieres comer “gambas al Pil Pil”
te
vas de visita al “Hogar del Jubilado”
y
bebes el vino que sirve “Raspín”.
SEGUNDA:
En
el “Hogar del Jubilado”
todos
tenemos que aportar dinero
porque,
de no hacerlo así,
fastidiamos
al compañero.
TERCERA:
Si
piensas beber de gorra
en
este humilde recinto
piénsalo
en serio y no en broma
que
aquí no hay ningún quinto.
CUARTA:
Querido
amigo gorrón,
espero
que bien respondas
y,
en vez de arrimarte a mí,
vayas
con tu señora de compras.
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