Colaboración de Paco Pérez
¿SEMANA DE PASIÓN?
¿Tenemos claras
las respuestas o estamos confusos?
Hace
tiempo que vengo intentando encontrarlas para preguntas de este estilo y de
otros pero, la verdad, cuando comparo la realidad de estos días con los hechos
que nos muestra la Biblia sobre los
últimos días terrenales de Jesús siempre
tengo la misma sensación, me siento mal. Me ocurre porque compruebo que un año
más, antes y durante la Semana Santa,
se sigue repitiendo en nuestros pueblos y ciudades la misma escenificación para
recordar qué ocurrió entonces: Pegando
carteles anunciadores; dando los “pregones”
tradicionales sobre lo que ocurrió; haciendo la “levantá” de las imágenes; procesionándolas
en los días programados, siguiendo la tradición, por su recorrido habitual;
marcando los “costaleros” muy bien
el paso debajo de los tronos para
que éstos se desplacen con el ritmo ensayado; los “capataces” ofrecerán su espectáculo habitual de golpes en la
campana, se ayudarán de voces orientadoras para pasar los tronos por lugares
imposibles, los fieles presentes quedarán entusiasmados con el logro y
aplaudirán; si llueve, algunas
personas llorarán desconsoladas; las
cámaras de TV estarán atentas para
grabarlas y convertirlas en noticia y, el lunes
de Pascua, el pueblo se mostrará muy satisfecho porque todo salió perfecto.
En
esta fiesta religiosa del rito “cristiano-católico”
se recuerda lo que le ocurrió a Jesús
en esos días finales de su vida pero… ¿Por
qué no se explica con todo detalle la esencia de esos hechos y que no tiene
nada que ver con lo que hacemos?
No
fue casualidad ni se montó de un día para otro, no. Lo sucedido fue más
complejo y largo porque arrancó desde el momento en que Jesús comenzó la “PREDICACIÓN
del REINO” pues al hacerlo no se ajustaba al formato social que entonces
había allí.
Él,
cuando era necesario, les demostraba que no había venido para complacer a la
sociedad sino a mostrarles qué debían hacer y qué no, cuándo había que respetar
las normas del judaísmo y cuándo había que saltárselas para dar prioridad a lo
importante. Por ejemplo: Si, en sábado,
a un judío se le caía un animal a un pozo o se encontraba a alguien accidentado
su ley religiosa le hacía no atender esos problemas y esperaba al día siguiente
para sacarlo o curarlo… ¿Era
razonable esa ley que los llevaba a ese comportamiento?
Él respetaba las
leyes del “judaísmo” pero, en casos
parecidos, nos enseñó que éstas no podían esclavizar a las personas y por eso,
siendo judío también, hizo cosas en sábado y así, de manera práctica, nos dijo
sin hablar que era más importante solucionar en ese momento el problema que no
hacerlo y cumplirla.
Así,
con este comportamiento tan simple, fue como convenció a quienes lo escuchaban
porque no se limitó a predicar el camino, lo practicó. Con ese comportamiento
les mostró su amor, los perdonó, los curó, les dio de comer…
Por hacer estas cosas sencillas con los demás durante sus tres años de
enseñanza, Jesús desconcertó a todos
sin pretenderlo… ¿Por qué? Porque no
estaban acostumbrados a que las personas fueran tratadas así y eso originó que
lo rechazaran quienes las oprimían porque temían perder el poder religioso, político o
económico que en ese momento ostentaban y con el que tenían maltratado y
descontento al pueblo.
Quienes
tenían estos poderes medraron para MATARLO
y, después de un tiempo, lograron su objetivo. Ese final no fue cosa de dos
días, se fue fraguando poco a poco y desde que comenzó a predicarles el
proyecto que Dios había diseñado
para los hombres… ¿Por qué?
Cuando
les predicaba la VERDAD para que
hubiera JUSTICIA lo hacía con libertad total y originalidad; era inconformista con el modelo social que les habían impuesto
esas autoridades y se lo manifestaba empujado por la fuerza de Dios. Por todo esto Jesús pasó a ser para ellos un estorbo y una amenaza pues temían que soliviantara a las masas y que eso les
hiciera perder el bienestar que en esos momentos disfrutaban a costa del
sufrimiento ajeno.
Eso
es lo que veían ellos cuando mostraba al pueblo el plan que les permitiera
comprender y acoger el Reino de Dios
y su justicia, este proceder era, según ellos, un desafío al sistema gobernante
pues representaba un vuelco completo al
formato que ellos habían implantado.
También
dejó sorprendidos a los religiosos por el comportamiento
acogedor que tenía con los pecadores.
Según ellos, ningún profeta de Dios había
actuado así en otros tiempos. También, porque era amigo de todos y porque en su
mesa siempre acogía a todo el que se sentaba, incluso a los que no daban
señales de arrepentimiento. Lo que más cabreaba al poder religioso era que les
hablara de Dios con conocimiento
propio y sin seguir la línea que enseñan los maestros del lugar, ellos.
Jesús cambió el sentido
de lo que hacían cuando les predicó un mensaje en el que Dios les ofrecía una vida humana sencilla y ellos, para llegar a
ese mismo Dios, la complicaban porque en aquellos tiempos los judíos tenían que
vivir cada día, desde que se levantaban, salvando los 365 preceptos que eran prohibiciones
y los 248 que no lo eran.
Su
mensaje fue claro: Había que cambiar
las estructuras que dirigían los destinos del pueblo y, para ello, Él les
mostró un camino nuevo, éste estaba ajustado a la verdadera voluntad de Dios y
no a la de los hombres.
¿Se ha cumplido el verdadero deseo de DIOS o
seguimos caminando con similares métodos esclavizadores para los hombres?
Estamos
igual y lo único que ha cambiado es que quienes ejercer esas funciones
opresoras, no deseadas por Dios, son
otros hombres.
Jesús sabía que era
peligroso intentar lograr una vida digna y justa para los pobres pero también
sabía que no podía hacerlo sin recibir el rechazo y la persecución de aquellos
a los que no interesaba el cambio en el poder político, en el económico y en el
religioso.
¿Guarda algún parecido lo que sucedió
entonces con Jesús y lo que sucede ahora?
Pues
no olvidemos que recordar aquellos hechos, a mi entender, no es salir a la
calle detrás de una imagen pues en la Biblia está Éxodo 20, 1-21 y ahí se nos comunica que no debemos hacerlo… ¿Por qué no se prohíbe ya?
Debemos
pensar que Jesús no fue ajeno al
futuro que le esperaba si se enfrentaba al poder
terrenal y los cristianos-católicos
debemos de abandonar las PROCESIONES, ahondar en la verdad del misterio y
centrarnos de una vez para siempre en seguir el CAMINO que nos enseñó.
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