sábado, 29 de julio de 2017

GOBERNANZA RESPONSABLE, UN ACTO DE SERVICIO AL DÉBIL

Colaboración de Paco Pérez
Después de Jesús las parábolas se conservaron y los primeros cristianos las siguieron recordando con la intención de ayudar a quienes las escuchaban y para animarlos a realizar acciones buenas.
Parece ser que, tal y como las comunicó Jesús en sus predicaciones y el uso que después hicieron de ellas los discípulos en su labor misionera, con éstos no se perdió la esencia del mensaje pero no debieron ser una exacta repetición de las primeras porque los tiempos eran otros y la problemática también.

Sin olvidar estas realidades, recordaremos que en ellas se nos sigue revelando el misterio del “Rei­no de los Cielos” y que, ayudados por quienes tienen en nuestras comunidades la responsabilidad de guiarnos, se intenta conseguir que la fe de las personas no se apague y crezca.  
A los pecadores se les quiere enseñar que Dios tiene con el hombre una gran miseri­cordia y que, por ella, siempre confía en nosotros y espera nuestro arrepentimiento, cambio y conversión. A los discípulos, además, pretendía darles ánimo y esperanza en la labor evangelizadora. Invita a todos los hombres a dejarlo todo y a seguirle porque el Reino de Dios es el premio que recibirían.
Jesús intentaba con sus ejemplos que los hombres fueran responsables y libres al hacer su elección, siguiéndole o no, pero sin dejar de vivir alegres.
Hoy, la figura histórica de Salomón cobra actualidad porque debería ser un ejemplo a imitar para quienes desean gobernar… ¿Por qué?
Porque estamos acostumbrándonos a convivir con un modelo social corrupto en el que el culto a lo incorrecto es una práctica casi generalizada desde la hormiga hasta el elefante.
A quienes están en labores de gobierno, o aspiran a estarlo, les aconsejaría indagar en la figura de Salomón, en lo bueno y en lo malo, para que saquen conclusiones positivas –imitando lo bueno y rechazando lo malo- y para que no acaben como él. Sus comienzos fueron maravillosos porque le pidió a Dios su ayuda para temas ausentes de egoísmo y maldad pero abundantes en generosidad y justicia; Él lo escucho, se lo concedió, actuó con sabiduría y justicia con sus gentes y por esa forma de gobernar alcanzó una gran fama.
Unos años después, como ocurre a la mayoría de nuestros gobernantes, se olvidó de seguir gobernando con corrección y de Dios. A pesar de las advertencias que recibió de Él, Salomón continuó con su cambio de comportamiento y fue castigado con la pérdida del trono, cuando su hijo ocupó su trono.
Todos los hombres somos llamados a la salvación pero, haciendo uso de nuestra libertad, no le respondemos de igual manera. Unos optan por mostrarle su amor y respeto pero otros prefieren vivir la vida ignorándolo, éstos se apartan del camino del Reino.



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