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jueves, 2 de noviembre de 2017

RECORDANDO A FRANCISCO “EL CUCO”

Colaboración de Paco Pérez
Capítulo I
SUS GRACIOSAS OCURRENCIAS
Los textos que voy a publicar sobre Francisco han sido redactados gracias a la información aportada por Paqui y Antonia, sus hijas; por Francisco Moreno GarcíaFrasco el Trapero”; por los relatos que, quienes lo conocían muy bien, hacían sobre él y por la experiencia que un día viví en directo. Las fotos han sido gentileza de sus hijas y Ramón Jiménez FernándezEl Pulpo” ha logrado dejarlas más visibles con su habilidad pues estaban algo deterioradas por los muchos años que tenían.

En Villargordo se recuerda con frecuencia a un grupo bastante amplio de personas graciosas que nos dejaron una huella imborrable por las ocurrencias que ofrecían en el momento más inesperado a quienes los acompañaban y, con sus intervenciones oportunas, las carcajadas hacían acto de presencia en las reuniones. Entre ese privilegiado grupo de “Personajes locales inolvidables” se encuentra Francisco Moreno Aranda “El Cuco”.
El señor Francisco siempre fue así, mientras vivió en nuestro pueblo; también cuando se marchó a Cataluña con la familia ante el nefasto panorama laboral que aquí había y, ya jubilado, cuando regresó al pueblo en los últimos años de su vida aún seguía teniendo el mismo toque de buen humor.
Por ser así fue una persona querida y muy célebre pues el buen humor que siempre llevaba con él lo regalaba de manera improvisada a quienes estaban a su alrededor. Siempre tenía buenas ocurrencias para todo lo que sucedía en la familia; en los tajos del trabajo, sobre todo si en la cuadrilla de trabajadores había mengibeños, o después de concluir la jornada laboral, cuando se reunía en el bar con los amigos para jugar una partida de cartas mientras se bebían, compartida, una botella de vino.
Como todo joven que ya ha alcanzado la edad razonable para interesarse por las mozas, a él también le llegó ese momento y se enamoró de María García MorenoMariquilla la Potra”. Ésta fue una muchacha que, como él, también era del pueblo y después de unos años de noviazgo, al estilo antiguo, se casaron. Como en aquellos tiempos tener vivienda era una posibilidad remota pues vivieron con los padres de Mariquilla, en la casa que éstos tenían en El Pecho de la Ermita”, calle que antes se llamaba Queipo de Llano y hoy 14 de abril. Sus retoños nacieron en nuestro pueblo y por la escasez de trabajo que había se marcharon del pueblo con sus hijos para trabajar a Burdeos (Francia). Allí permanecieron dos años y regresaron de nuevo al pueblo pero en esta ocasión lo hicieron para dejar a los niños al cuidado de los abuelos maternos mientras ellos se marchaban a Barcelona en busca de trabajo, lo encontraron y fijaron su domicilio en el barrio de Verdún. Mariquilla trabajó en el “Servicio de Limpieza” que el Ayuntamiento tenía para los centros educativos de aquel municipio y Francisco lo hizo como albañil en una empresa constructora.
Más adelante, cuando los abuelos aumentaron su edad y los achaques físicos los acosaron, se marcharon con ellos a Verdún para estar allí largas temporadas y de manera permanente cuando uno de ellos murió, el otro quedó solo y los achaques de salud aumentaron.
Cuando María y Francisco se hicieron mayores y se jubilaron
regresaron al pueblo pero en esta nueva etapa vivieron en la casa que adquirireron, hasta que fallecieron, en el barrio conocido como “El Rulo”.








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