Colaboración de José Martínez Ramírez
Llueve
y otra vez la echo de menos,
sus
ojos son aquellas dos estrellas
que
brillan a lo lejos,
quiere
este día llevarme a ella.
Fuera
hay rayos y truenos,
llevo
su mano de doncella,
suave
espiga de centeno
y
de cristal coralino su huella.
Si
te da por venir con este obsceno,
tu
tacto marcado en mi pechera,
alegre
te imagino y, bueno,
poco
que decir que no sepas.
En
primavera canta el jilguero
al
paso de las damiselas
pero
ahora, en su almendro,
está
triste porque te anhela.
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