Colaboración de Paco Pérez
El
día 9 amaneció algo nublado pero a medida que avanzaba el reloj comprobé que el
cielo se fue oscureciendo poco a poco y, sobre las 12:00 horas, la tormenta se
fue manifestando a los lugareños con mucha carga eléctrica, truenos tremendos y
fuerte lluvia en determinados momentos.
Ya
estaba la tarde avanzada, los nublos comenzaban a retirarse, los truenos no
eran tan frecuentes y el Sol comenzaba a salir con timidez pues estaba jugando
a salir y a esconderse.
Abandoné
el salón, salí a la terraza para estirar las piernas, observé el entorno y entonces
comprobé que se estaba formando el “arco
iris”.
Precipitadamente
retorné al salón para coger la cámara, prepararla e así intentar grabar el
fenómeno. Cuando retorné a la terraza comencé a darle al disparador y estas
fueron las grabaciones más reseñables:
Después,
mientras esperaba que la belleza del arco fuera mejorando, seguí grabando y entonces
comprobé que Torrecilla había sido
ocupada por una expedición de bañistas que habían llegado por el aire, un grupo
de gaviotas:
Seguí
esperando que apareciera algo diferente y disparé algunas más porque obtener la
fotografía especial es cuestión de segundos:
Cuando
descargué las fotos obtenidas comprobé que había grabado una de gran valor,
para mí, porque la estuve buscando durante el tiempo que duró la sesión fotográfica:
Hace
dos años, el 13 de septiembre de 2016, se mostró ante mí y en el mismo lugar este
“arco iris doble”:
En
estas dos ocasiones podemos ver dos
arcos, uno por encima del otro, y en ambos podemos observar que los colores
están cambiados de orden.
Para
que yo recibiera estos regalos sólo fue necesario que se juntaran dos elementos
de la naturaleza, la luz solar y las gotas de agua proporcionadas por
los nublos de la tormenta.
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