Colaboración de José Martínez Ramírez
Cuando
estalla el sol tras de los cerros
de
esta mañana limpia de verano,
me
sorprende que aún no haya cantado,
el
gallo de Jesús el “Juan Moreno”.
Señorial,
de color zaino plateado
con
matices de azul bien conservado.
Me
despierta con cariño el sujeto,
antes
de las cinco que son las cuatro.
Cuando
pone el pescuezo encorvado
y
el pico abierto de arriba abajo.
La
cresta tiene tiesa el escuerzo
y
de pluma anda bien abrigado.
Tiene
compañeras muy ardientes
y
así el bicho canta, salta y mete,
sin
pegas ni dolores de cabeza,
ni
enfado, ni aspirina, ni una siesta.
Jesús
le da candeal, pero él quiere
gallina
tierna y queda que no vuele.
Sonríe
astuto, posado en su palo
observa
y con bravura arremete
después
canta gozoso el malvado
vuela
y salta, gamberro o silente.
Yo
sueño con él, bañado en caldo
de
tomates y algún pimiento verde.
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