Colaboración de Ramón Albao Carmona
Andalucía
es mi tierra, nací en ella y le di tres hijas, la siento.
He
dormido en sus campos recostado sobre su tierra desnuda y, en la penumbra,
observaba sus sierras, sus mares y su cielo.
Cuando
huelo, reconozco su aroma porque es mi tierra y mi gente con sus penas, sus
alegrías, ceremoniosas… ¡Es la tierra de los míos!
En
mi tierra no se olvida, ni se ignora, que los arroyos de las sierras bajan,
cañada tras cañada, y que en los llanos de sus campiñas… ¡Qué a gusto remansan!
Los
romances de mi tierra al poeta le abren el alma cuando escribe sobre ella por
ser para él tan querida, tan paciente, tan calma y se pregunta… ¿Qué hacéis con
mi tierra, que tanta sangre derrama?
Apretadla
con fuerza entre las manos y preguntadle… ¿Por qué tanta rabia?
Porque
sin haber hecho motivo la enajenan y la maltratan quienes con sus manos torpes
y sucias la amenazan y, a sus cielos, descerrajan.
Si
maldigo las manos que maltratan a un perro… ¿Qué digo si a mi tierra dañan?
Cuánto
me duele mi Andalucía querida por ser parte de mi sufrida España pues en las
noches de luna llena, y a la luz de los luceros, si preguntan por mi tierra
brava le contestarán unos ojos sinceros,
llenos
de vida sana, que mi tierra se enfurece porque la han manchado unos ladrones
bajos y rastreros llenos de asperezas y rebabas.
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