Colaboración de José Martínez Ramírez
Recordando
a mi querido Pepe un gran conductor
de autobuses.
Ponía
el azúcar despacio,
en
el café de la tarde
después
con aire cansado
miraba
Pepe a la calle.
Poco
antes de tomarlo
Decía…
¿Niño, tú sabes?
Mientras
movía su mano
cien
veces con mucho arte,
las
mismas vueltas al vaso
y
el café lejos de enfriarse,
quemaba
como el tabaco.
Fumaba
pipa con clase.
Tengo,
decía, por Martos
un
nido chico de alambres,
yo
no puedo ir a buscarlo.
También
tengo en una calle
del
pueblo, uno de pájaro
sin
pájara y todos saben
que
se comen los cardos.
¿Cómo
pudo en un cable
hacer
el nido sin manos?
En
la era de Millán… ¿Sabes?
De
serenos están criando
otro
nido y en tal paraje,
otro
de… ¡Se iba alejando,
escucha
hombre, se amable!
Y
recitaba despacio,
de
Campoamor, con arte
poemas
por el inventados.
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