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jueves, 5 de noviembre de 2020

MI POBRE APÉNDICE

 Colaboración de José Martínez Ramírez

II

Duermo de lado a él abrazado.
Gustamos despacio escuchar la lluvia,
la tierna oscuridad es un reclamo,
la luz del día ciega nuestra luna.
 
Su muerte insumisa humilde callo,
tenebrosas y suicidas las uvas,
seducen la orilla del desengaño,
más no se rinde en el mar la medusa,
 
combate fiero como un náufrago.
El silencio lúgubre en la lucha
cautiverio del sudor por descanso.
 
Amigo mío de ritmos cardiacos,
de canciones íntimas que nunca,
cuando muera, podré haber olvidado.

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