Colaboración de Paco Pérez
EL ESPÍRITU
SANTO TRANSFORMA NUESTRO COMPORTAMIENTO
En
la antigüedad, las personas creían que sus líderes resucitarían después
y por eso relataban las desapariciones extraordinarias que éstos tuvieron al morir,
era un requisito indispensable para tratarlos como divinidades. Lo creían los griegos
de sus héroes, en el imperio romano de los emperadores
y en el A.T. los relatos de la tradición judía nos dicen que Dios
se llevó a Elías y Henoc. Así es como expresaban su creencia en
la inmortalidad de ellos y después su recuerdo ejercía una gran
influencia en las personas y en la historia del lugar. Si reflexionamos
sobre estos hechos históricos aprendemos que “regresar
victoriosos después de muertos” se repite en todas las culturas aunque las
formas y el fundamento de cada una sean diferentes.
Dios conoce muy bien
cómo somos y por eso considero que nos fue presentando sus verdades poco a poco
y, aunque pudo hacerlo de cualquier otra forma, respetó el desarrollo natural
de las personas para hacerlo cuando el desarrollo de nuestras capacidades
intelectuales alcanzó el nivel correcto… ¿Cómo iba a presentar la Ascensión de
Jesús a las personas en su cruda realidad cuando éstas vivían en las
cavernas?
Sabemos
que Él actúa poco a poco y en estos hechos históricos lo hizo valiéndose
de las creencias culturales de estos pueblos y nos fue preparando para que no
nos sorprendiéramos cuando llegara el momento de la Ascensión pues entonces
los hombres ya estarían más acostumbrados a esos hechos extraordinarios.
No
obstante, la marcha de Jesús al cielo fue para aquellos hombres algo
inexplicable a pesar de que, a diario y durante cuarenta días, estuvieron hablando
y comiendo con Él. Después, la experiencia vivida les hizo
comprender el sentido de su encargo y ya no tuvieron dudas para lanzarse a predicar
su mensaje y a dar la vida por su causa. Hoy podemos ver con claridad la
importancia que este acontecimiento tuvo para los discípulos y para el futuro
de la humanidad pues el cristianismo arraigó con fuerza entre las
gentes.
Con
la ASCENSIÓN se escenificó el acto en el que Jesús dio por
concluida su etapa terrenal y subió al lugar donde se encuentra el Padre
y que a Él le correspondía. Esta realidad ocurrió para que
comprendiéramos quién era realmente y se cumplieran estas palabras que Él
dijo, están en Lucas 14, 11: [… porque el
que se ensalza será humillado y el que se humilla ensalzado.].
Después,
Pablo proclamó las vivencias que tuvo en esos días: Después de resucitar
se reunía con los discípulos para comer y enseñarles cosas sobre
el Reino de Dios. En uno de estos encuentros los discípulos preguntaron a
Jesús por la preocupación de todo judío: [Señor,
¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?].
Con esta pregunta demostraron que aún no habían comprendido el verdadero
sentido de su presencia entre los hombres pues esperaban un Mesías guerrero
y no que viniera a salvar, a todas la personas de todos los tiempos, del
pecado predicando el amor y la paz. Él les dijo: [No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas
que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo
descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén,
en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.].
Para
que se cumplieran estas palabras les pidió que no se movieran de Jerusalén
pues tenían que ser bautizados, entonces recibirían la fuerza del Espíritu
Santo y ésta los acompañaría cuando comenzaran a evangelizar.
Cuando
Jesús acabó su misión se despidió de ellos y desapareció entre una nube,
dos ángeles vestidos de blanco se presentaron ante los discípulos para decirles
dónde estaba y que allí permanecería hasta que regresara de nuevo al final de
los tiempos.
Pablo, cumpliendo con
el encargo de evangelizar, pedía a los cristianos que se mantuvieran unidos
por la misma fe en el amor a Dios y al prójimo y les decía
que sólo lo lograrían si se comportaban con humildad, generosidad,
amabilidad y paciencia. También les recordaba que estar unidos
no significaba que todos realizarían la misma misión sino que cada uno tendría
la suya, respondería de ella y así la Iglesia funcionaría bien.
Les
dijo que aquellos que creyeran y se bautizaran se salvarían y quienes no creyeran
se condenarían; quienes creyeran podrían hacer cosas extraordinarias, en nombre
de Jesús: La expulsión de los demonios, hablar en lenguas extrañas,
imponer las manos a los enfermos y sanarlos…
Los
discípulos, después de recibir el Espíritu Santo, recordaron las
enseñanzas de Jesús, se transformaron y, empujados por la fe, salieron a
evangelizar por todos los lugares y sus palabras iban acompañadas de los
milagros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario