sábado, 15 de mayo de 2021

LA ASCENSIÓN DE JESÚS

 Colaboración de Paco Pérez

EL ESPÍRITU SANTO TRANSFORMA NUESTRO COMPORTAMIENTO

En la antigüedad, las personas creían que sus líderes resucitarían después y por eso relataban las desapariciones extraordinarias que éstos tuvieron al morir, era un requisito indispensable para tratarlos como divinidades. Lo creían los griegos de sus héroes, en el imperio romano de los emperadores y en el A.T. los relatos de la tradición judía nos dicen que Dios se llevó a Elías y Henoc. Así es como expresaban su creencia en la inmortalidad de ellos y después su recuerdo ejercía una gran influencia en las personas y en la historia del lugar. Si reflexionamos sobre estos hechos históricos aprendemos que “regresar victoriosos después de muertos” se repite en todas las culturas aunque las formas y el fundamento de cada una sean diferentes.
Dios conoce muy bien cómo somos y por eso considero que nos fue presentando sus verdades poco a poco y, aunque pudo hacerlo de cualquier otra forma, respetó el desarrollo natural de las personas para hacerlo cuando el desarrollo de nuestras capacidades intelectuales alcanzó el nivel correcto… ¿Cómo iba a presentar la Ascensión de Jesús a las personas en su cruda realidad cuando éstas vivían en las cavernas?
Sabemos que Él actúa poco a poco y en estos hechos históricos lo hizo valiéndose de las creencias culturales de estos pueblos y nos fue preparando para que no nos sorprendiéramos cuando llegara el momento de la Ascensión pues entonces los hombres ya estarían más acostumbrados a esos hechos extraordinarios.
No obstante, la marcha de Jesús al cielo fue para aquellos hombres algo inexplicable a pesar de que, a diario y durante cuarenta días, estuvieron hablando y comiendo con Él. Después, la experiencia vivida les hizo comprender el sentido de su encargo y ya no tuvieron dudas para lanzarse a predicar su mensaje y a dar la vida por su causa. Hoy podemos ver con claridad la importancia que este acontecimiento tuvo para los discípulos y para el futuro de la humanidad pues el cristianismo arraigó con fuerza entre las gentes.
Con la ASCENSIÓN se escenificó el acto en el que Jesús dio por concluida su etapa terrenal y subió al lugar donde se encuentra el Padre y que a Él le correspondía. Esta realidad ocurrió para que comprendiéramos quién era realmente y se cumplieran estas palabras que Él dijo, están en Lucas 14, 11: [… porque el que se ensalza será humillado y el que se humilla ensalzado.].
Después, Pablo proclamó las vivencias que tuvo en esos días: Después de resucitar se reunía con los discípulos para comer y enseñarles cosas sobre el Reino de Dios. En uno de estos encuentros los discípulos preguntaron a Jesús por la preocupación de todo judío: [Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?].
Con esta pregunta demostraron que aún no habían comprendido el verdadero sentido de su presencia entre los hombres pues esperaban un Mesías guerrero y no que viniera a salvar, a todas la personas de todos los tiempos, del pecado predicando el amor y la paz. Él les dijo: [No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.].
Para que se cumplieran estas palabras les pidió que no se movieran de Jerusalén pues tenían que ser bautizados, entonces recibirían la fuerza del Espíritu Santo y ésta los acompañaría cuando comenzaran a evangelizar.
Cuando Jesús acabó su misión se despidió de ellos y desapareció entre una nube, dos ángeles vestidos de blanco se presentaron ante los discípulos para decirles dónde estaba y que allí permanecería hasta que regresara de nuevo al final de los tiempos.
Pablo, cumpliendo con el encargo de evangelizar, pedía a los cristianos que se mantuvieran unidos por la misma fe en el amor a Dios y al prójimo y les decía que sólo lo lograrían si se comportaban con humildad, generosidad, amabilidad y paciencia. También les recordaba que estar unidos no significaba que todos realizarían la misma misión sino que cada uno tendría la suya, respondería de ella y así la Iglesia funcionaría bien.
Les dijo que aquellos que creyeran y se bautizaran se salvarían y quienes no creyeran se condenarían; quienes creyeran podrían hacer cosas extraordinarias, en nombre de Jesús: La expulsión de los demonios, hablar en lenguas extrañas, imponer las manos a los enfermos y sanarlos…
Los discípulos, después de recibir el Espíritu Santo, recordaron las enseñanzas de Jesús, se transformaron y, empujados por la fe, salieron a evangelizar por todos los lugares y sus palabras iban acompañadas de los milagros.
 

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