Colaboración de Paco Pérez
Si
contextualizamos el evangelio encontraremos la importancia que en Israel
tenían la vid, el olivo, la higuera y otros frutos del
campo. Hay textos que nos presentan la información en sentido literal y
otros en sentido figurado, en cada uno de ellos hay que interpretar a
quién o a qué se refiere. Ejemplo: En Oseas 10,1 leemos: [Israel es una viña frondosa que da fruto proporcionado;
pero a medida de la abundancia de su fruto, hizo multiplicar sus altares y, a
medida de la riqueza de su tierra, hizo ricos a sus cipos.].
Otro
ejemplo lo encontramos en el pueblo de Israel cuando vivió errante y un
día divisó la tierra de Canaán, Moisés envió a Josué con
unos hombres a reconocerla, volvieron de su misión y trajeron una muestra de su
riqueza, lo encontramos en Números 13,23: [Y
llegaron hasta el valle de Escol, cortaron un sarmiento con racimos de uvas,
que trajeron dos en un palo, y granadas e higos.].
En
este texto se emplea un sentido literal pues se limita a confirmar la
riqueza que les esperaba en la tierra que se les había prometido durante
años y de la que ya estaban cerca.
Juan escribió el
texto del evangelio en sentido figurado y lo hizo como un relato
alegórico en el que se habla de una “VIÑA” y del “AGRICULTOR”,
el PADRE; de las “VIDES” que en ella hay, JESÚS; de los “SARMIENTOS”
que éstas generan para poder dar abundante fruto, las personas del “PUEBLO
de ISRAEL”; de los cuidados que se dan a los sarmientos para
que la producción sea buena, cortar los que no rinden, y conseguir
mantener así un buen rendimiento para que el “PADRE” esté
contento.
Dios
siempre
se encargó de cuidar su “VIÑA” y para ello limpiaba el terreno eliminándole
las hierbas malignas, los pueblos invasores de Israel que
los deportaron y, cuando las condiciones fueron las mejores, los repatrió a la
“tierra prometida”.
No
debemos olvidar que cada protagonista tiene adjudicado el papel que debe
cumplir, el Padre nunca nos falla pero… ¿Le fallamos nosotros?
En
esta alegoría se nos invita, como sarmientos que somos, a
permanecer unidos a la vid, Jesús, para seguir dando buenos frutos
porque de lo contrario el labrador, el Padre, tendrá que podarnos
al comportarnos como sarmientos improductivos y después quemarnos.
La
vida real nos enseña que las plantas, la vid lo es también, deben
recibir periódicamente una limpieza de las ramas o de los sarmientos
improductivos porque de no hacerlo así se convertirán en plantas ornamentales y
en esas condiciones no son rentables para los labradores. Según el evangelio… ¿Lo
aguanta el Padre?
Jesús se manifestó al
pueblo empleando aquella forma tan especial que tenía de actuar, decir y hacer.
Si formó una comunidad fue para que siguieran su ejemplo y formaran un grupo sin
fisuras, se movieran empujados por la verdad y la justicia, en el
que todos arrimaran el hombro y caminaran guiados por una idea… ¡Después de
Jesús, toda actividad estará inspirada en su ejemplo, todos seremos pueblo de
Dios y lo demás será falso!
Después
de Jesús, los miembros de las primeras comunidades cristianas andaban muy
cautelosos con quienes no conocían porque los enemigos de aquella primitiva Iglesia
estaban vigilantes para acusarlos y condenarlos. Pablo había destacado
por perseguir con energía a los cristianos y por esa razón, cuando llegó a Jerusalén,
no se fiaron al principio de él. Como lo acompañaba Bernabé, éste se lo
presentó y entonces creyeron en su cambio porque supieron lo que le ocurrió
viajando a Damasco.
En
Jerusalén predicó sin miedo la doctrina de Jesús, dialogó con los
judíos de origen griego y éstos se propusieron eliminarlo. Cuando se enteraron
los compañeros lo sacaron de la ciudad e impidieron así que muriera. Con esta
acción quedó patente que la Iglesia iba creciendo y ya gozaba en Israel
de organización y de una excelente unión.
Juan nos habla del amor
que debemos tener al prójimo y nos recomienda que esté empujado por un
profundo amor a la verdad y aplicado con la práctica que nos
enseñó Jesús.
Quienes
lo hacen así duermen en paz porque su conciencia está tranquila, Dios
está a su lado y les concede todo lo que le piden porque cumplen sus
mandamientos.
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