Colaboración de Paco Pérez
EL PAPEL DE LA
FE
Los
milagros pueden ser interpretados como la prueba de que Dios siempre
está cerca de las personas, ayudándoles de manera silenciosa.
Los
relatos bíblicos muestran que quienes tenía problemas eran presentados a Jesús
y Él las curaba.
Con
su ejemplo de vida la comunidad comenzó a conocer
a
Jesús, a creer en su mensaje, a pedirle con fe que les
ayudara y Él lo hacía. En este planteamiento encontramos la cara
invisible del milagro, es decir, el momento en el que las personas percibían
que Jesús era alguien especial, tenían fe en Él y el Padre
los curaba.
De
una manera o de otra y en función de la capacidad que cada persona tiene para
percibir esos hechos inexplicables, lo cierto es que ocurren y no
siempre mediante hechos visibles o grandiosos.
Cuando
las personas creen realmente y son observadoras es posible que
entonces comprendan que nada ocurre por casualidad y que los buenos actos
y la fe son quienes determinan que les ocurran cosas positivas o no…
¿Por qué?
Porque
Él creó unas leyes que no debemos transgredir pero lo hacemos y
entonces, mirando al cielo, le pedimos explicaciones por lo que nos ha ocurrido.
Los
milagros ocurren porque se desencadenan una serie de acciones y, en un
breve espacio de tiempo, éstas restauran lo que hasta ese momento no
funcionaba.
Hay
personas que necesitan los milagros para alimentar su creencia,
es decir, buscan en ellos la “prueba” que confirme la existencia de Dios,
luego no creen en Él, y es un error pensar así porque Él ayuda
por amor al débil y no para demostrar su grandeza, ya lo hizo a través de su Hijo.
Debemos
creer en Dios por su mensaje y por lo que percibimos a través de
la fe pero no por la grandiosidad de los milagros.
Desde
una barca, Jesús habló a quienes acudieron a escucharle, unos estaban en
la orilla y otros en otras barcas. Cuando acabó les propuso ir al otro lado del
lago de Galilea, una tierra de gentes paganas, y los que estaban
en barcas le siguieron. Esta propuesta puede interpretarse, según la teología,
como una invitación para ir a evangelizar a quienes no conocían a Dios,
unos aceptaron y le siguieron pero otros prefirieron quedarse y continuar
apegados a las tradiciones del judaísmo.
Cuando
llevaban un rato de navegación Jesús se quedó dormido y una tormenta se
presentó. Esa realidad hizo que sus acompañantes temieran naufragar y perder sus
vidas pues la teología judía enseñaba al pueblo que “el mar era el lugar de
los poderes de la muerte”, ellos habían sido educados en esas creencias,
se asustaron, pensaron que los había abandonado y lo despertaron.
Incorporado,
Jesús amansó las fuerzas de la naturaleza, con ello les dio una prueba más
de quién era y, una vez calmadas las aguas, les reprochó el comportamiento que
habían tenido como fruto de su poca fe, realidad que les impidió tomar
decisiones por sí mismos para intentar arreglar el problema. Con esa indecisión
y miedo no podrían ir en misión después.
En
el diálogo de Dios con Job se enseña que cuando las personas se
ven afectadas por algún problema, entonces se sienten desesperadas y le piden
explicaciones a Dios:
-
Señor… ¿Por qué me ha ocurrido a mí?
En
la lectura se nos contraponen dos fuerzas, la del mar y la de Dios,
para dejar claro que Él es el más grande porque domina las fuerzas de la
naturaleza, de ahí se desprende su grandeza.
Las
personas, cuando todo les marcha bien, no se acuerdan de Dios porque no
notan cerca su presencia pero cuando le ven las orejas al lobo ya sí miran a Él
y entonces ya son capaces de adjudicarle la autoría de sus desgracias.
Pablo escribió a la comunidad
de Corinto porque unos falsos misioneros trataban de confundirlos
haciendo afirmaciones erróneas sobre él, ellos no entendían que predicara a Cristo
quien abrazó el cristianismo después de perseguirlos pero lo que realmente no
entendían era que Pablo manifestara que el cristiano debía comenzar
conociendo a Dios para después poder comprender lo que le ocurrió a Cristo
resucitado.
Como
Pablo comenzó conociendo al resucitado, eso le hizo tener dificultades
para comprender a Jesús y también a Dios, el que se nos mostró a
través de Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario