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sábado, 23 de octubre de 2021

JESÚS, NOS DA LA “FE” VERDADERA

 Colaboración de Paco Pérez

LA TRADICIÓN SIN COMPROMISO

Una persona invidente luchaba por salir adelante pidiendo, lo hacía en medio de una sociedad insensible ante sus problemas y, de pronto, escuchó que venía Jesús. Se levantó inmediatamente e intentó acercarse hasta Él al pasar a su lado, algunos intentaron impedírselo pero él no se amilanó y lo llamó. Como Jesús siempre atendía a los necesitados pues en esa ocasión también lo hizo y le dijo:

- [Vete, tu fe te ha salvado.].

Las personas hablamos de la fe y lo hacemos tan convencidos que sólo nos falta medirla y comunicar después con números la cantidad que tenemos pero… ¿Nos hemos parado a pensar si lo que tenemos es la FE del ciego o es rutina humana?

Tal vez no la tengamos porque quienes la tienen sí dan un giro radical a los actos de su vida y en cambio, los que creemos tenerla, seguimos amarrados a la vida cómoda que nos hemos forjado y alimentado practicando las rutinas religiosas que las costumbres del lugar nos han regalado.

Creer que tenemos fe porque lo decimos a voces y después seguimos sin preocuparnos de cambiar nuestra mala praxis no es el camino pero si creemos que no la tenemos y de manera permanente nos esforzamos por cambiar nuestra conducta intentando ayudar a quienes lo necesitan, ese sí es el camino que Jesús nos mostró y que espera de nosotros que recorramos.

Quienes estaban a diario con Él veían lo que hacía y escuchaban lo que decía pero no lo comprendían… ¿Por qué?

Porque la ceguera humana puede ser causada por la pérdida de la vista o porque el corazón esté insensibilizado. La pérdida real de la visión no impidió a Bartimeo conocer a Jesús porque lo decisivo no está en poder ver sino en saber escuchar y en desear cambiar.

En este pasaje del evangelio se nos enseña que la ceguera del corazón, la que solemos tener las personas, sí nos impide percibir la realidad que Jesús nos mostró. Los discípulos también la sufrieron al comienzo pues caminaban a su lado pero estaban tan aferrados a la tradición que no comprendían sus mensajes… ¡Necesitaron viajar con Él hasta el final de su camino terrenal para poder comprender la realidad de su mensaje!

Bartimeo, a pesar de su minusvalía, sí comprendió a Jesús y aunque trataron de impedirle que se acercara hasta Él no los escuchó y continuó llamándolo porque sabía que podía ayudarle a cambiar su situación y mejorarle su forma de vida, por eso no se amilanó.

En nuestros días, quienes ostentan el poder, tampoco desean que las personas levanten la voz para denunciar las injusticias que practican, ocasionando así muchas  situaciones de exclusión social y por eso tratan de impedírselo pero, si queremos que las estructuras sociales cambien, deberemos luchar para que no se impida denunciar que hay personas sin trabajo, sin vivienda, sin comida, sin familia, enfermas y sin cobertura social… Debemos hacer como Jesús, no pasar de largo ante los problemas sino detenernos para escuchar a quienes se acerquen a nosotros.

La grandeza de Dios se manifiesta siempre igual, ayudando a todas las personas por igual. Lo hizo ayudado por los profetas y éstos demostraban que su trato con el pueblo era tan excelente que los recogía compungidos, los recuperaba y los devolvía alegres y recuperados. Lo que hizo con quienes estaban desterrados fuera de Israel en tiempos de Jeremías.

Pasaron los años, vino Jesucristo y, en su condición de Hijo de Dios, recibió de Él la dignidad de Sumo Sacerdote, la que ejerció en su nombre de manera perfecta, pero lo comprendieron. Si Él dio ejemplo, sus sucesores en el sacerdocio deberán tener en cuenta esa realidad, se comportarán con dignidad en el desempeño de su función y así mantendrán con Él una relación perfecta y plena.

Dios, como sabe que el pueblo los necesita, los escoge de entre los hombres, los pone entre ellos, les infunde buenos sentimientos para que les ayuden, aunque no tengan unas cualidades especiales. Éstos, como humanos, lucharán contra las flaquezas del espíritu y deberán pedir por los propios pecados y por los de los demás.

 

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