Páginas

sábado, 7 de mayo de 2022

JESÚS, EL BUEN PASTOR

 Colaboración de Paco Pérez

NOSOTROS, SU REBAÑO

Jesús estaba en el Templo, los judíos le pidieron que les dijera si era o no el Cristo anunciado por los profetas y Él les dijo: [Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.].

Con estas palabras respondió a su pregunta y también les razonó que si se la habían hecho era porque no estaban en  su rebaño, por eso no lo conocían y no lo seguían pero quienes lo eran sí lo conocían, obedecían y seguían.

Jesús, como “buen pastor” conocía a sus ovejas, las protegía y les ayudaba porque el Padre así lo desea. Finalmente, les aclaró que el Padre y Él eran el mismo.

Las palabras de Jesús fueron claras pero como no hay peor ciego que aquel que no quiere ver pues los judíos siguieron dándole la espalda y continuaron aferrados al regalo recibido de ser los descendientes del pueblo hebreo elegido por el Señor y a sus leyes pero aquellas otras personas que no las cumplían, porque no habían sido educadas en ellas, eran etiquetadas por los judíos como gentiles.

Pablo y Bernabé, cumpliendo con la labor misionera de divulgar la Palabra, viajaron hasta Antioquía de Pisidia, una vez allí acudieron el sábado a la sinagoga para asistir al acto religioso. Al concluir se marcharon, muchos judíos nuevos creyentes y gentiles los acompañaron y, al despedirse, ellos los animaron a seguir fieles al Señor. El sábado siguiente se concentró una gran muchedumbre para escucharlos predicar la palabra de Dios, los judíos se mostraron contrariados al ver tanta gente y los insultaban. Pablo y Bernabé les respondieron así: [Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra.].

Las cosas incomprensibles que, a veces, nos muestra la vida ocurrió en aquella visita: Los gentiles se sintieron halagados y creyeron en Jesús pero los judíos, que eran los elegidos no, éstos movilizaron a las personas religiosas contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de la ciudad. Al abandonarla, se sacudieron el polvo de los pies, siguiendo las enseñanzas de Jesús, y se marcharon a otra.

Unos años después, Juan escribió el Apocalipsis y en él texto de hoy nos relata una visión en la que aparecen personas de todos los pueblos y razas, aquellas que sufriendo en la vida mucho supieron sobrellevar su dolor y siguieron buscando el amparo del Señor y Él, con la muerte y resurrección de Jesús, les perdonó sus errores y los premió acogiéndolos al morir para que estuvieran disfrutando de su presencia hasta el final de los tiempos.

Han pasado dos mil años y hemos avanzado algo pero no lo necesario. Opino así porque considero que el gran problema del cristianismo, desde que comenzó su andadura, está en nosotros porque algunos pastores del rebaño no han sabido mostrar a las personas el camino del Reino, como hizo Jesús, dando ejemplo. Lo que sí nos han enseñado es la práctica de una religión cargada de rituales y tradiciones que no nos comprometen a nada con el prójimo. Las ovejas del rebaño, los receptores del mensaje, como hemos sido educados también en casa siguiendo esa línea pues practicamos: Misas, procesiones, romerías, sacramentos y muy poco prójimo.

Los que vivieron en la época de Jesús no comprendieron sus palabras y ocurrió porque el judaísmo practicaba el cumplimiento rígido de unos “preceptos”; el ofrecimiento de sacrificios en el Templo y el dejarse influenciar por la clase sacerdotal y el Sanedrín, el órgano encargado de hacer cumplir la Ley. Estos elementos convirtieron a la sociedad judía en una manada de borregos, como ocurre ahora en la sociedad, que no pensaban y eso les hacía ser conducidos por aquellos pastores en la dirección que les interesaba, la muerte de Jesús lo demostró.

Jesús decía y hacía cosas buenas con quienes tenían necesidades y así fue cómo les enseñó lo que era ser “oveja”, “rebaño” y “buen pastor”. Con esa metodología les demostró sin violencia que, siendo los “pastores del pueblo”, no habían sabido conducir a las “personas” de manera correcta. No lo habían hecho porque entre las ovejas y el pastor debe haber una buena sintonía, él siempre buscará lo mejor para ellas y éstas deberán escucharlo y obedecerlo… ¿Lo hacían?

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario