Colaboración de Paco Pérez
NOSOTROS, SU REBAÑO
Jesús estaba en el Templo,
los judíos le pidieron que les dijera si era o no el Cristo anunciado
por los profetas y Él les dijo: [Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en
nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis
porque no sois de mis ovejas.].
Con
estas palabras respondió a su pregunta y también les razonó que si se la habían
hecho era porque no estaban en su rebaño, por eso no lo
conocían y no lo seguían pero quienes lo eran sí lo conocían, obedecían y seguían.
Jesús, como “buen pastor” conocía a sus ovejas, las protegía y les ayudaba porque el Padre así lo desea. Finalmente, les aclaró que el Padre y Él eran el mismo.
Las
palabras de Jesús fueron claras pero como no hay peor ciego que aquel
que no quiere ver pues los judíos siguieron dándole la espalda y continuaron
aferrados al regalo recibido de ser los descendientes del pueblo hebreo elegido
por el Señor y a sus leyes pero aquellas otras personas que no
las cumplían, porque no habían sido educadas en ellas, eran etiquetadas
por los judíos como gentiles.
Pablo
y Bernabé, cumpliendo
con la labor misionera de divulgar la Palabra, viajaron hasta
Antioquía de Pisidia, una vez allí acudieron el sábado a la sinagoga para
asistir al acto religioso. Al concluir se marcharon, muchos judíos nuevos
creyentes y gentiles los acompañaron y, al despedirse, ellos los
animaron a seguir fieles al Señor. El sábado siguiente se concentró una
gran muchedumbre para escucharlos predicar la palabra de Dios, los judíos
se mostraron contrariados al ver tanta gente y los insultaban. Pablo y Bernabé
les respondieron así: [Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de
Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna,
sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: Yo te
haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la
tierra.].
Las cosas incomprensibles que, a veces, nos muestra la
vida ocurrió en aquella visita: Los gentiles se sintieron halagados y creyeron en Jesús pero los judíos, que eran los elegidos no, éstos movilizaron a las personas religiosas contra Pablo y Bernabé y los
expulsaron de la ciudad. Al abandonarla, se sacudieron el polvo de los pies,
siguiendo las enseñanzas de Jesús, y se marcharon a otra.
Unos
años después, Juan escribió el Apocalipsis y en él texto de hoy
nos relata una visión en la que aparecen personas de todos los pueblos y
razas, aquellas que sufriendo en la vida mucho supieron sobrellevar
su dolor y siguieron buscando el amparo del Señor y Él, con la muerte
y resurrección de Jesús, les perdonó sus errores y los premió
acogiéndolos al morir para que estuvieran disfrutando de su presencia hasta el
final de los tiempos.
Han
pasado dos mil años y hemos avanzado algo pero no lo necesario. Opino así
porque considero que el gran problema
del cristianismo, desde que
comenzó su andadura, está en nosotros porque algunos pastores del
rebaño no han sabido mostrar a
las personas el camino del Reino, como
hizo Jesús, dando ejemplo. Lo que sí nos han enseñado es la práctica de una
religión cargada de rituales y tradiciones que no nos comprometen
a nada con el prójimo. Las ovejas del rebaño, los receptores del mensaje, como hemos sido educados también en casa siguiendo esa línea pues practicamos: Misas,
procesiones, romerías, sacramentos y
muy poco prójimo.
Los
que vivieron en la época de Jesús no
comprendieron sus palabras y ocurrió porque el judaísmo practicaba el cumplimiento rígido de unos “preceptos”; el ofrecimiento de sacrificios en el Templo
y el dejarse influenciar por la clase
sacerdotal y el Sanedrín, el órgano encargado de hacer
cumplir la Ley. Estos
elementos convirtieron a la sociedad
judía en una manada de borregos, como ocurre ahora en la sociedad,
que no pensaban y eso les hacía ser conducidos por aquellos pastores en la
dirección que les interesaba, la muerte de Jesús lo demostró.
Jesús decía y hacía cosas
buenas con quienes tenían necesidades y
así fue cómo les enseñó lo que era
ser “oveja”, “rebaño” y “buen pastor”. Con esa metodología les demostró sin
violencia que, siendo los “pastores del
pueblo”, no habían sabido conducir a las “personas” de manera correcta. No lo habían hecho porque entre las ovejas y el pastor debe haber una buena sintonía, él siempre buscará lo mejor
para ellas y éstas deberán escucharlo y obedecerlo… ¿Lo hacían?
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