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viernes, 28 de octubre de 2022

JESÚS PERDONABA

 Colaboración de Paco Pérez

NOSOTROS CONDENAMOS

En las relaciones humanas nos encontramos con un problema rancio, la incomprensión de unas personas hacia otras. Esta realidad nos empuja a caminar y a vivir solos, aunque estemos rodeados de muchos. Nos está ocurriendo porque al relacionarnos sólo valoramos, al juzgar, la fachada y no husmeamos en el interior, unas veces porque no se nos permite entrar y otras porque no mostramos demasiado interés en conocer qué le pasa a quienes nos rodean.

El verdadero camino de las relaciones humanas lo muestra Jesús caminando por las calles de Jericó, lo hizo rodeado de personas pero éstas no acudieron movidas por impulsos concretos y sólo uno hizo algo diferente para conocerlo, Zaqueo… ¿Dónde estuvo la diferencia?

La mayoría de esas personas podrían ser encuadradas en el grupo humano que siempre asiste como espectadores porque tienen que ocupar su tiempo libre y no porque deseen aprender o conocer algo nuevo que les haga cambiar su vida. Zaqueo acudió porque había escuchado maravillas de Jesús y él, como no estaba satisfecho con lo que hacía en su trabajo, se sintió atraído hacía Él y Jesús, como supo mirar en su interior, descubrió que estaba arrepentido, lo llamó y le ofreció la oportunidad de cambiar para que fuera feliz.

Dios se muestra compasivo y misericordioso con las personas que modifican su conducta en el desempeño de su trabajo pero, si fracasan, siempre las perdona y les da una segunda oportunidad.

Si Él actúa así… ¿Qué Dios se nos ha mostrado de manera equivocada para que lo hayamos asimilado como un Padre duro que castiga a quienes se desvían y no como el que se acerca paternalmente a Zaqueo o a quienes estaban caídos para escucharlos, levantarlos, curarlos, darles de comer si tenían hambre, abrigarlos si estaban sin ropa…?

¿Vamos a seguir juzgando a otros siguiendo a Jesús, mirando dentro, o como los judíos, fijándonos en las apariencias externas?

La historia suele repetirse y por esa realidad en nuestros días también tenemos publicanos, quienes trabajan en la función pública. Los procedimientos han cambiado pero los efectos devastadores de las tasas e impuestos que se cobran ahora también están empujando a muchas personas a la desesperación y quienes lo causan se justifican amparándose en la legalidad… ¡Lo mismo que hacía Roma en tiempos de Jesús!

El perdón siempre estuvo presente en las relaciones del hombre con Dios pero no logró entenderlo así porque lo percibió, erróneamente, como un castigador y no como el autor de todo lo creado, el que sigue cuidando de todo y que misericordiosamente le perdona para que rectifique su comportamiento equivocado.

Pablo decía que para seguir a Jesús necesitamos tener fe pues con ella podremos ayudar a los demás y también que debemos pedírselo porque así lo glorificaremos y Él nos glorificará a nosotros.

La fe no es un calentón ocasionado por un hecho circunstancial sino el compromiso diario que nos empujará a responder a la llamada que nos hace Dios.

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