jueves, 15 de diciembre de 2022

ADVIENTO IV

Colaboración de Paco Pérez

DUDAR, COMPRENDER Y ACEPTAR

Las personas, cuando tenemos problemas, buscamos una solución inmediata para ellos acudiendo a las personas o a Dios pero nos olvidamos de hacerlo aceptando los hechos abrazados a la fe, teniendo paciencia y confiando siempre en Dios… ¿Por qué?

Porque Dios es eterno y su actuación lleva un ritmo diferente al nuestro. Tenemos el mejor ejemplo en lo ocurrido en el 734-33 a. de C. en el reino de Israel cuando estaba roto en dos, el Norte y el Sur. Sus gobernantes estaban enfrentados, buscaron alianzas con otros reyes para lograr imponerse y el profeta Isaías intervino aconsejando al rey Acaz que reflexionara y optara por el mejor camino, tener fe y pedirle a Dios una señal. Su respuesta enfureció al profeta y, a pesar de ello, le dio esta señal: Una señora -es posible que fuera una de las esposas del rey- está embarazada y dará a luz un niño.

Se cumplió la señal y no hubo guerra, el niño nació y la señora le puso, en agradecimiento por haberlos salvado, el nombre de Emmanuel= Dios con nosotros.

En Mateo 1, 21 se nos recuerda que aquella profecía fuera, además, el anuncio del Salvador: [Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.].

Pasaron los años y nació Jesús pero antes Dios realizó la elección de unos padres terrenales para que así las personas percibieran mejor su condición humana.

Que María fuera su madre ocurrió de manera única pero pudo ser para ella una tragedia porque aún no convivía con José y por esa verdad él podía acusarla de infidelidad.

José, un humilde carpintero, era un hombre de grandes principios morales que amaba a María y por esa razón, a pesar de lo ocurrido, meditó y decidió no denunciarla para evitarle que la ley la condenara a ser lapidada, la repudiaría en secreto. Cuando tomó esa decisión intervino un ángel, así comprendió José lo ocurrido y aceptó.

María y José no rompieron el proyecto matrimonial porque ambos tenían verdadera fe y porque la intervención divina les ayudó a no dudar, comprender y aceptar con ilusión la propuesta.

Al ser dos personas excepcionales, en su vida diaria transmitieron a Jesús los valores de la familia y la preocupación por los problemas de quienes convivían a diario en su entorno. Con esas influencias creció y, cuando le llegó la hora de su ministerio público, nos enseñó con ejemplos tomados de la vida que lo importante es hacer el bien y no prometer lo que más adelante no podremos dar.

Pablo comunicó a la comunidad que él fue elegido por Dios para evangelizar a los gentiles pero les enseñó que esa misión no era exclusiva de él sino de todas las personas que creen en Cristo.


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