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viernes, 23 de febrero de 2024

DIOS NOS LLAMA

 Colaboración de Paco Pérez

¿LE RESPONDEMOS?

De Dios recibimos la FE y después tenemos que cuidarla… ¿Lo hacemos?

Vivimos la religiosidad como espectadores y con poca práctica, lo contrario que Jesús. Santiago decía que “La fe sin obras es muerta”. Luego, en función de la cantidad que tengamos, nuestra respuesta será positiva o no.

Abraham nos enseñó que no debemos malgastar la FE ni perder el tiempo haciendo cosas irrelevantes. Él tuvo confianza plena en el Señor obedeciendo, respondiendo a su llamada y lo premió.

El nivel de FE personal se manifestó al recibir una doctrina nueva que intentaba cambiar las formas tradicionales de entender el hecho religioso y las relaciones humanas. Su aparición tuvo éxito al hablarles con un estilo sencillo y entendible y, además, haciendo cosas que sobrepasaban el poder humano: curándolos, dándoles de comer… Un tiempo después Él se percató de que esas acciones los atraía pero sin comprender quién era y porqué les ayudaba, realidad que también afectaba a quienes lo acompañaban a diario, los discípulos. Por esta razón, Jesús subió al Monte con Pedro, Santiago y Juan… ¿Por qué les concedió a éstos el privilegio de asistir al acto de la Transfiguración?

Porque ellos fueron quienes más resistencia ofrecían, entre los discípulos, a la comprensión del mensaje. Lo identificaban como el Mesías pero no en el plano espiritual y sí como un guerrero poderoso que los libraría de la opresión de los romanos.

Cuando conocieron en el Monte su condición divina y qué le ocurriría después quedaron fascinados y su FE en Dios se consolidó. Abandonaron las viejas costumbres, comprendieron su misión, qué debían hacer ellos, las consecuencias que les vendrían por ello y que tendrían que guardar silencio sobre lo presenciado.

Debemos subir al Monte para encontrarnos con la realidad de Dios, poder consolidar nuestra FE y así empujarnos para mostrarnos solidarios con la necesidad del que padece, denunciar las injusticias que hunden a unos y elevan a otros, vivir con sencillez y nula ostentación, a no buscar el poder para servirnos sino para ayudar al que lo necesita…

Pablo opinaba que Dios siempre está al lado de las personas y que, estando convencidos de ello, nadie nos hará daño… ¿Por qué lo afirmaba con tanta vehemencia?

Porque consideraba que si Él permitió que su Hijo muriera para salvarnos después de ese gesto con nosotros no va a estar esperando que cometamos algún error para juzgarnos y condenarnos.

Si creemos, de verdad, que Dios está con nosotros… ¿Por qué tenemos tanto miedo a encontrarnos con Él? ¿Por qué buscamos nuestra seguridad en la materialidad y no en Él? ¿Por qué somos tan violentos cuando se nos tuercen los caminos o mientras intentamos dar solución a los problemas?

La respuesta es lógica, porque no confiamos en Él plenamente.

 

 

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