Colaboración de Paco Pérez
LA IMPORTANCIA DE LA FE
La
muerte, a pesar de los deseos de Dios, entra en nosotros por culpa del demonio
y el odio que genera en quienes lo siguen pero Él no es el autor de ella sino
de la vida y su deseo es que tengamos salud.
A los enfermos, en el pasado, les
ayudaba la familia, los vecinos o los curanderos pero, si consideraban que era por
castigo de Dios, les aconsejaban que reconocieran su pecado y pidieran perdón.
Jesús fue único cuando les mostró su grandeza ayudándoles de manera diferente, es decir, haciéndolo sin protocolo, objetos o potingues y, después de sanarlos, les decía… ¡Tu fe te ha curado!
Ayudaba
a quienes además de ser cojos, mancos, ciegos… tenían que sufrir por ello y soportar
la marginación social de las personas de su entorno, eso también causaba dolor y
les alteraba la estabilidad emocional pero Él hablaba
a quienes así se comportaban en un lenguaje sencillo para que cambiaran, se liberaran
de las influencias que el mal ejercía en ellos y fueran
fraternos
con los necesitados, éstos vivieran así mejor y ellos quedaran liberados de esas
costumbres corrosivas.
En la escena de la hemorroisa les enseñó a
comportarse con los enfermos pues ella se acercó y lo tocó pero Él no la
rechazó sino que la trató con cariño, la acogió… ¡Y la curó!
Por las costumbres del lugar, el comportamiento de
ambos sorprendió a las gentes pero con acciones así los atrajo, ellos se
identificaron con Él y su fama creció pero Él sólo deseaba que
aprendieran y cambiaran para que en aquella sociedad se forjara una convivencia
sana en la que todos estuvieran unidos y el Reino de Dios iniciara su andadura
terrenal.
En los milagros se comprueba la condición divina de Jesús y el enorme valor que tiene la fe en la resolución de los problemas humanos, con ella se resuelve todo y sin ella quedamos indefensos ante el mal, la enfermedad o la muerte. También aprendemos que la fe no está en quienes dicen ser creyentes sino en quienes de verdad comprenden quién es Jesús.
Pablo reconoció las buenas cualidades de los
corintios, los animó a practicar la generosidad con los demás y les puso a
Jesús como el ejemplo a seguir pues Él, siendo el primero en todo, se hizo el
último por todos para que su ejemplo nos guiara.
El apóstol decía que la generosidad no consiste en
desprenderse de los bienes para pasar estrecheces después sino en compartir con
quienes no tienen nada y así, en otro momento, nosotros podremos ser atendidos
por otros.
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