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jueves, 27 de junio de 2024

JESÚS Y LA ENFERMEDAD

 Colaboración de Paco Pérez

LA IMPORTANCIA DE LA FE

La muerte, a pesar de los deseos de Dios, entra en nosotros por culpa del demonio y el odio que genera en quienes lo siguen pero Él no es el autor de ella sino de la vida y su deseo es que tengamos salud.

A los enfermos, en el pasado, les ayudaba la familia, los vecinos o los curanderos pero, si consideraban que era por castigo de Dios, les aconsejaban que reconocieran su pecado y pidieran perdón.

Jesús fue único cuando les mostró su grandeza ayudándoles de manera diferente, es decir, haciéndolo sin protocolo, objetos o potingues y, después de sanarlos, les decía… ¡Tu fe te ha curado!

Ayudaba a quienes además de ser cojos, mancos, ciegos… tenían que sufrir por ello y soportar la marginación social de las personas de su entorno, eso también causaba dolor y les alteraba la estabilidad emocional pero Él hablaba a quienes así se comportaban en un lenguaje sencillo para que cambiaran, se liberaran de las influencias que el mal ejercía en ellos y fueran fraternos con los necesitados, éstos vivieran así mejor y ellos quedaran liberados de esas costumbres corrosivas.

En la escena de la hemorroisa les enseñó a comportarse con los enfermos pues ella se acercó y lo tocó pero Él no la rechazó sino que la trató con cariño, la acogió… ¡Y la curó!

Por las costumbres del lugar, el comportamiento de ambos sorprendió a las gentes pero con acciones así los atrajo, ellos se identificaron con Él y su fama creció pero Él sólo deseaba que aprendieran y cambiaran para que en aquella sociedad se forjara una convivencia sana en la que todos estuvieran unidos y el Reino de Dios iniciara su andadura terrenal.

En los milagros se comprueba la condición divina de Jesús y el enorme valor que tiene la fe en la resolución de los problemas humanos, con ella se resuelve todo y sin ella quedamos indefensos ante el mal, la enfermedad o la muerte. También aprendemos que la fe no está en quienes dicen ser creyentes sino en quienes de verdad comprenden quién es Jesús. 

Pablo reconoció las buenas cualidades de los corintios, los animó a practicar la generosidad con los demás y les puso a Jesús como el ejemplo a seguir pues Él, siendo el primero en todo, se hizo el último por todos para que su ejemplo nos guiara.

El apóstol decía que la generosidad no consiste en desprenderse de los bienes para pasar estrecheces después sino en compartir con quienes no tienen nada y así, en otro momento, nosotros podremos ser atendidos por otros.

 

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