domingo, 2 de marzo de 2014

EL DINERO… ¿BUENO O MALO?

Colaboración de Paco Pérez
TEXTOS
ISAÍAS 49, 14-15

Sión decía:

Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado.»
¿Es que puede una madre olvidarse, de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? 

Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.
1ª CORINTIOS 4, 1-5                              

Hermanos:
Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor.

Así, pues, no juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios.
Mateo 6, 24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?
¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir.     Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.
Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.
REFLEXIÓN
¿Siempre estuvo el hombre preocupado por la comida, el dinero, el vestido, el mañana…? ¿Tenía las mismas cuando vivía en cavernas?
Viajemos por el túnel del tiempo hasta esa época ancestral y hagámoslo no entrando en los detalles evolutivos del camino que recorrió el progreso científico para que el hombre viviera como en  nuestros días.
¿Nos ha concedido ese progreso la felicidad?
Antes, cuando el hombre agotaba los recursos alimentarios del lugar buscaba otro nuevo espacio natural y así fue como descubrió que si se hacía agricultor y ganadero el comer a diario estaba casi garantizado. No hay duda de que fue un avance pero ahí estuvo, a mi juicio, el origen de nuestros problemas actuales.
Primero intercambiaban los productos cosechados mediante un acuerdo previo para la valoración de sus productos y, como es lógico, al arrancar ahí las transacciones comerciales pues también iniciarían su andadura los “ladronzuelos” de poca monta; los amantes de no trabajar –una pequeña parte de ellos- y los egoístas –la mayoría-, éstos robando el grano y los animales de las familias justas y honradas.
La veracidad de esta realidad histórica está en el ejemplo que hoy nos regala el evangelio, la despreocupación que muestran los animales y las plantas sobre el qué comerán y vestirán al día siguiente… ¿Nos fijamos los humanos en ese ejemplo para encauzar la convivencia?
No, pero los hombres primitivos sí tuvieron que vivir así  o de una manera más o menos parecida y por los resultados, supongo,  tampoco serían muy felices. Pasan muchísimos años, el hombre evoluciona pero no logra encontrar, fuera de Dios y de su doctrina, el camino de la felicidad. No lo consigue porque sólo desarrolla con sus avances científicos mecanismos de infelicidad que él, siendo su inventor, no logra identificar en el cuadro abstracto que ha pintado y pinta de la vida. Lo afirmo porque éstos mecanismos están camuflados, no visibles, bajo la pintura del progreso que utilizó para darle más belleza plástica.
Por culpa de lo anterior estamos desarrollando, de manera continuada, escenas de preocupación por el futuro con la intención egoísta de  que no nos falte de nada –es el fundamento de la filosofía acumuladora del ser. Otras veces nos pasamos el día preocupados por temas cuya solución se escapa de nuestras acciones, eso nos hace vivir la vida que nos hemos fabricado de manera intensa, cargada de insatisfacción y consiguiendo regalarnos así una elevada dosis de ansiedad innecesaria.
El tema central de nuestras vidas es el dinero, éste tiene esclavizado al hombre porque el CONSUMISMO lo ha llevado a encauzar todas sus energías y esfuerzos hacia la consecución de metas de bienestar cada vez más costosas de adquisición y de mantenimiento, todo por culpa de un deseo irrefrenable de abundancia. Cuando la persona toma ese rumbo equivocado todos sus esfuerzos y movimientos van dirigidos en la misma dirección, nunca duda sobre qué debe de hacer para conseguirlo y llegado a ese punto ya no es él, es un ser esclavizado por el culto a un dios falso.
Este modelo de pensamiento tiene muchos inconvenientes: Llegas tarde a casa para comer, dormir, ver la TV…; nunca tienes tiempo para ir de vacaciones con la familia o, si vas, los dejas solos y estás a caballo entre los negocios y el relax; te endureces tanto que no te percatas de quienes sufren a tu alrededor; vives pobre y mueres riquísimo; la justicia y las buenas acciones nunca son tus compañeras de viaje porque siempre tomas copas con D. Chanchullo y, cosa lógica, estas amistades son incompatibles… De vez en cuando haces donativos a alguna institución religiosa u ONG de intenciones humanitarias para comprar los favores de Dios o para chanchullear desgravaciones  en tus declaraciones a la Hacienda Pública y, hasta es posible, que hayas llegado a creer que así Dios también puede entrar en tu nómina de seres sobornados.
El cristiano debe de comprender que en la vida no se puede progresar en abundancia por caminos lícitos, sólo lo hacen quienes sirven al dios DINERO.
Este ejemplo de hombre esclavizado por el dinero es rechazo por el Padre pues Él desea que quienes tienen no se olviden de los menesterosos y por eso nos pide que actuemos con ellos de manera solidaria y fraternal, haciéndoles compartir parte de nuestros bienes.
Jesús reprocha al hombre que acumule, de manera egoísta, más de lo que necesita porque esa actitud genera en nuestro entorno un ambiente social de injusticia. No olvidemos que cuando la sociedad procede así a unos les sobra mucho y a otros les falta lo más elemental. Por este razonamiento sencillo, los primeros impiden con su línea que los segundos puedan tener lo que mínimamente necesitan para vivir una vida digna: trabajo, vivienda, comida, vestido… El ejemplo más claro está en el afán acumulador de “Los MERCADOS financieros” y de “Los CÁRTELES de la droga”, ambos tienen como puntos comunes: El egoísmo acumulador y el no considerar al prójimo como una persona.
El cristiano debemos de manifestar nuestra preocupación por los problemas ajenos, en la medida de nuestras posibilidades, con actos sinceros y silenciosos… ¿Procedemos en este campo como lo desea Dios?
Muchas veces las personas se sienten abandonadas por el Señor y ese sentimiento les hace alejarse de su camino porque le acusan de injusto cuando nos ocurren ciertas cosas. Hoy se nos abre la ventana para que entre en nosotros la luz y nos enseña Isaías que, aunque fuera verdad nuestro argumento, la respuesta que le damos al Padre no es la correcta porque debemos de tener una actitud de perdón hacia nuestros mayores como se nos propone, nos hagan lo que nos hagan, en este caso a Él.
Los cristianos no hemos comprendido todavía cómo debemos de actuar mientras caminamos por este mundo. Digo esto porque nuestra misión es ADMINISTRAR los bienes materiales y espirituales que hemos recibido del Señor. Lo haremos trabajando con honradez y siendo justos, de esa manera haremos florecer la finca regalada y así ésta dará los frutos esperados.
No hemos venido con la misión de ajusticiar a quienes caminan junto a nosotros en la travesía del desierto que es la vida. Digo esto porque, desde siempre, hemos valorando con total ligereza sus responsabilidades sabiendo que esa no es nuestra misión pues ya se encargará el Señor de pedírselas.
El hombre no debe de aferrarse sólo a la justicia de los hombres y olvidarse de la que emana de Dios, la verdadera justicia.




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