lunes, 5 de enero de 2015

SE LEVANTA EL SECRETO DEL SUMARIO

Colaboración de José Martínez Ramírez
Como me voy haciendo mayor quiero dejar constancia de las putadas que mis más íntimos enemigos me han hecho padecer a lo largo de mi vida, lean y juzguen ustedes mismos…

      RASPIN    

 Esa noche no me apetecía salir,
el caso es que me subieron a un coche
y, en  la feria de Linares, fingí
para no ser blanco de mil reproches.

Mi querido y amado primo Raspín,
cual ciervo del “Valle de los Pedroches”,
ocurrente, simpático y muy feliz;
saltaba y reía joven, tomando licores.

A los ibéricos le siguieron, sin freír,
mariscos que consumían los autores
de esa noche en la que, dormir
fue imposible por los temores.

El caso es que, tras mucho consumir,
nos dijo que nos fuésemos a los coches
que en su cumpleaños no iba a medir
ni escatimar, dineros ni flores.

La broma, de cuarenta y cinco mil,
la pagaría de su gusto y sudores.
Tranquilos nos fuimos de allí,
cantando a la noche como tenores.

Encantado de la vida y de vivir
llegó el artista corriendo al coche
y nosotros, ignorantes de delinquir,
seguíamos cantando dulce folklore.

Tres camareros corrían sin admitir,
la putada del insurrecto con cantores,
cada uno con un palo para fundir,
en el lomo de los listos huidores.

El coche arrancó y pude advertir
que mi corazón no verá celadores,
en muchos años. Sudaba Raspín
y, en el “pilar redondo”, los pastores.

A la oveja descarriada sin definir
en sus aguas con ganas y rencores,
con nuestras manos y sin desvestir
metimos, mientras gritaba… ¡Traidores!


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