domingo, 15 de marzo de 2015

CAMINAR RECTOS NOS AYUDA, ZIGZAGUEANDO NOS PIERDE

Colaboración de Paco Pérez
El pueblo de Dios caminaba zigzagueante porque sus costumbres eran malas y eso les hacía desviarse. El Señor los advertía  por mediación de los profetas y ellos no siempre lo escuchaban. En una de estas etapas el comportamiento de los gobernantes y del pueblo entró en una situación caótica y fueron invadidos por otros pueblos emergentes, los arrasaron, los deportaron a Babilonia y allí estuvieron cautivos un tiempo.

Cuando nos ocurren desgracias, la descrita lo fue para el pueblo de Israel, entonces no analizamos lo que hicimos y acusamos a Dios de ser el que nos manda nuestros problemas pero la realidad es que Él no es el castigador nunca y sí el efecto corrosivo de nuestro proceder injusto que actúa de manera lenta e invisible. 
Hay una realidad que no conocemos o que no queremos valorar: Cuando el gobernante es autoritario, déspota, débil y corrupto es respetado por miedo durante un tiempo corto pero finalmente cae porque termina imponiéndose la fuerza de la verdad, el deseo de justicia, la solidaridad entre todos… Aplicar estos principios es lo que Dios proponía a su pueblo pero no lo escucharon y, finalmente, cuando no se cumple con el DEBER la ley natural acaba imponiéndose sin que podamos impedirlo, luego se demuestra que Dios no es el castigador y sí nuestros actos.
DIOS NOS OFRECE, NOSOTROS ELEGIMOS Y ÉL SIEMPRE NOS AMA
Por ello, desde Adán y Eva, el hombre estaba muerto por los efectos del pecado pero Dios, por su inmensa misericordia, nos envió a Jesús y por mediación de ÉL nos salvó. Este regalo de Él es obra de su gracia y mediante la fe. Es difícil de entender este hecho maravilloso pero será bueno aclarar que no se nos da como fruto de las buenas acciones del hombre y sí porque Él nos AMA.
Lo único que nos pide es que hagamos buenas obras con los demás… ¿Las hacemos?
Los judíos creían que su actuar, estando ajustado a las leyes que emanaban del A.T., era el camino correcto para cumplir con Dios. El encuentro de Jesús con Nicodemo nos muestra lo que no se debe de hacer. 
Éste, un gran hombre que cumplía fielmente con las leyes judías, era un fariseo que no pensaba como los otros sobre el Mesías que vendría. Él respetaba a Jesús y le reconocía su condición divina pero a pesar de ello, como todos los judíos, aún no había comprendido la esencia del mensaje de Jesús: [El hombre no puede llegar a obtener la plenitud como hombre sólo con el cumplimiento de la Ley pero sí por su capacidad de amar a los demás y de ayudarles.]
Los judíos se habían redactado una normativa escrupulosa basada en el AT pero se olvidaban de la esencia del mensaje. Este proceder nos demuestra que ponían mucho empeño en lo que no tenía valor y minimizaran lo que sí era importante. Por conocer las leyes y tener cultura se consideraban superiores (Jesús humilde), eran clasistas (Jesús se juntaba y ayudaba a todos), les gustaba ser ostentosos y que lo supieran los demás (Jesús ayudaba y les pedía no divulgarlo), mostraban mucho apego al dinero (Jesús no) y eran muy ricos (Jesús muy pobre), tuvieron una gran influencia en la vida pública (Jesús no y por eso lo mataron)…

Si alguien se excluye del “Plan de Salvación” será porque él no quiere aceptar el diseño y lo que no podremos hacer después será culpar a Dios de las consecuencias de nuestra libre elección. 

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