viernes, 31 de julio de 2015

FIESTAS DE SANTIAGO 2015

LA RELIGIOSIDAD EN NERJA Y LA TRADICIÓN AL “CRISTO DE LA SALUD”
  Colaboración de Paco Pérez
Capítulo II
Hace 25 años visitaba en Nerja, casi a diario, la playa de Burriana para comprar el pescado fresco que vendían los pescadores. Unos venían de recoger lo que las redes colocadas lejos de la costa habían capturado por la noche y otros trabajaban todas las mañanas, de manera furtiva, en la modalidad de pesca mediante “arrastre a hombro”.

No sé si la descripción hecha es correcta pero la he llamado así porque los dueños de la barca eran Paco y Rafael, los hijos de PacoRequino”. Con esta familia tuve un trato muy cordial como fruto de la generosidad del padre. Una mañana yo le quise comprar una bolsa de los pescados que no llevaban al mercado y devolvían al mar pero él me lo regaló. Yo cogí entonces el coche, fui a casa y le llevé aceite. Estas dos acciones se repitieron durante años, mientras estuvieron trabajando en la playa. Los pescados que ellos buscaban siempre se los pagué, con ellos se ganaban la vida.   
Paco o Rafael y un remero se metían en la barca con la red, dejaban en la arena uno de los extremos de la soga, remaban hacia el interior del agua, la iban dejando en ella y, mientras avanzaban, lo hacían dejando una estela con forma de media luna. Una vez repartida llevaban la barca hasta la playa, a unos 30 metros de donde embarcaron, y depositaban el otro extremo de la soga en la arena. En cada extremo de la soga se ponía un grupo de tres pescadores aparejados con una especie de cinta de cuatro dedos de ancha, muy fuerte, cuyos dos finales estaban unidos a una cuerda y ésta llevaba en su extremo un peso. Este aparejo se lo pasaban por la cabeza en bandolera.
Cuando empezaban a tirar hacia el interior de la playa le daban vueltas a la cuerda y el peso se enroscaba en la soga sin tener que hacerle nudos, un método curioso e infalible. Al final de la tirada ambos grupos terminaban unidos y ya sacaban la red con los peces capturados. A ellos sólo les  interesaban los pequeños de las variedades conocidas como: “chanquetes”, “morralla victoriana”, “salmonetillos” y algún grande que se les colara sin pedir permiso. Las otras clases de pequeños las devolvían al agua. Por esta razón
esa modalidad de pesca era perseguida por las lanchas de la Guardia Civil pero los pescadores tenían vigías que les avisaban a tiempo y ellos escondían los aparejos en unos minutos. Unos años después, para evitar el deterioro que ocasionaban estas actividades a la pesca, los colocaron en labores de limpieza municipal y ya sólo quedan los que ponen sus redes en los caladeros al atardecer y regresan a las playas con la pesca al amanecer y los venden allí, o por las calles en carrillos de mano.
Estas actividades atraían a muchas personas y yo, después de muchos años, las clasifico en DOS grupos perfectamente diferenciados:
1º.- Quienes acudíamos atraídos por el espectáculo descrito o para comprar, yo me encuadro en ambos grupos.
2º.- Los lugareños que amaban la pesca porque habían trabajado en ella y ya, jubilados por la edad, acudían para matar el gusanillo. Éstos les ayudaban dando torno para sacar con la maroma las barcas que venían de recoger la pesca de la noche. Los pescadores les respondían regalándoles algunos peces para sus casas.
Entre quienes daban torno había un señor, más delgado que un palo seco, y que en aquellos años ya me daba la impresión de que era algo mayor pero ahora que sigo viéndolo con mucha frecuencia en la “Ermita”, compruebo que sigue igual de delgado pero mucho más mayor.
Pues bien, el comportamiento religioso que tiene este señor es el que me ha inspirado este relato de hoy, al asociarlo con los comportamientos de los villargordeños en nuestras “Fiestas de Santiago”. Me regaló la temática hace unos días, estaba visitando al Señor cuando entró él y repitió el ritual que le vengo observando desde hace algún tiempo: [Primero se acercó a la imagen de Santa Teresa, ahora está en un pedestal fuera de su lugar habitual y a una altura inferior a la que ocupa el “altar mayor”, y depositó en el cepillo que hay a sus pies varias monedas. A continuación, en el lampadario electrónico, repitió su goteo de monedas.]
Este señor limitó su visita a depositar sus monedas y poco más, no lo he observado en oración nunca y por eso considero que su “fe” es muy particular, centrada en las imágenes y en los donativos que deposita en los cepillos. Supongo, que él la ejecuta con el ritual que le enseñaron sus antepasados o con el que se ha forjado por razones que sólo él conocerá.
Cuando caminamos las personas por la vida de puntillas y pasamos de todo pues entonces no nos percatamos de estos detalles y no los conexionamos con otros de nuestro entorno. A mí me ha servido para asociarlo con lo presenciado dos días después en Canal Sur, dentro del programa de “Andalucía Directo”, el pasado día 28 en nuestra parroquia durante el acto de “Los PESOS” y ante la imagen del “Santísimo Cristo de la Salud”.
Después de presenciar ambas manifestaciones religiosas me pregunté… ¿Qué opinará Dios de estas formas de culto?
Quienes nos guiamos, un poco, en nuestro sentir cristiano por la Biblia no podemos estar de acuerdo con lo que vemos a diario en nuestros templos, yo me encuadro en ese grupo porque en nuestro libro sagrado la alusión que hay para las imágenes es de prohibición… ¿Entonces, por qué sigue la Iglesia dando alas a este tipo de culto? ¿Por qué somos tan fieles a la “tradición del Cristo de la Salud” y no queremos leer la Biblia para encontrar el verdadero camino que Él muestra a los cristianos?
Gracias a las cámaras de TV vimos desde otros pueblos o ciudades, los villargordeños que estábamos fuera, unas imágenes del acto celebrado en el interior de nuestro templo parroquial, en mi caso presencié de nuevo ese acto tradicional tradición después de muchos años y en casa nos alegramos de ver a tantas personas conocidas. Durante el tiempo que duró la retransmisión recordé los cuatro años que estuve, junto a un grupo de personas, trabajando en la “Cofradía del Santísimo Cristo de la Salud” y, durante ese tiempo, tuve la ocasión de vivir algunas experiencias muy desagradables dentro de la misma Junta de Gobierno, con el párroco y obispo de aquellos años y con los políticos locales.
La retransmisión del pasado día 28 estuvo en su línea habitual y me limité a ver el acto en actitud respetuosa porque sabía que los presentes lo hacían con fe (la suya), la que les enseñaron sus mayores y la que la Iglesia no ha reconducido (opino así porque la “levantá” que se hace con el trono al llegar a la altura del  Cementerio no entra en la tradición, se realiza desde uno de esos años en los que formé parte de la Junta de Gobierno)... ¿Lo sabían ustedes?
Pues tradiciones como esa debe de haber muchas en todos los lugares de la cristiandad y ésta de Villargordo, CUARENTA años después de comenzar, ya está incorporada al catálogo de las tradiciones de nuestra imagen… ¿No será mejor intentar avanzar hacia la verdad de nuestra creencia cristiana?
Cuando iba a finalizar la retransmisión, desde Sevilla, se animó a la reportera a pesarse, ella no quería, se le insistió desde el control central y, finalmente, se hizo la foto colgada en la romana. Cuando lo vi, a mí se me derrumbaron los palos de las choza por una razón muy sencilla… ¿Cómo se pueden desplazar las cámaras de “Canal Sur” hasta Villargordo para divulgar un acto de fe con las características de único y centenario consistente en que las personas hicieron un día una promesa en solitario frente a Dios y ese día tenía que cumplirla allí para ofrecérsela al Cristo y no percatarse nadie de los responsables, en el momento final, de que pesar a la reportera no reunía los requisitos de la promesa y que así se modificaba el verdadero sentido del acto? ¿No comprendieron desde Sevilla la seriedad del momento o es que pretendían demostrar que lo que retransmitían era poco serio?
Hace muchos años, no sé en cuál de los cuatro mencionados, ocurrió. Estábamos pesando en la Ermita, se acercó un señor de Las Infantas y nos dijo vociferando:
- ¡¡¡Muchachos, apuntad 78 kilos!!!
– Debe usted pesarse, le respondimos.
– No hace falta, ese es mi peso y mi deseo porque lo importante es cumplir después -insistió.
Nos dio sus datos personales, pasó el tiempo, no venía a pagar su promesa, nos cansamos de esperarlo y de ver el recibo de una carpeta a otra y se lo mandé un día con su suegro, acompañado de este  mensaje verbal:
- Si quiere pagarlo ya sabe lo que tiene que hacer y si no que lo raje él.
Nunca lo pagó.
Ahora les voy a mostrar las imágenes que ido recibiendo de familiares y amigos:
1.- DÍA 24, PREPARANDO EL TRONO Y LA IMAGEN EN LA ERMITA

2.- LAS BALCONERAS SE ADORNAN PARA LA PROCESIÓN
3.- Y LLEGADA DE LA PROCESIÓN A LA PLAZA DE LA IGLESIA
4.- LA IMAGEN EN LA IGLESIA, EN PARADA
5.- DÍA 28, LOS PESOS EN LA IGLESIA


6.- LA IMAGEN SUBIENDO “EL PECHO DE LA ERMITA”.





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