domingo, 18 de octubre de 2015

SERVIR A LOS DEMÁS ES EL CAMINO, USAR MAL EL PODER NO

Colaboración de Paco Pérez

Los discípulos seguían a Jesús subiendo a Jerusalén desde lejos, estaban sorprendidos y llenos de temor porque no lo entendían y, como consecuencia de estos sentimientos, al final reaccionaron de manera inadecuada: Uno le traicionó, otro negó ser de los suyos y los demás le abandonaron y huyeron.
Una muestra de que no entendían su mensaje la encontramos en Santiago y Juan, los dos hijos del Zebedeo. Se manifiesta cuando se acercaron a Jesús para pedirle que los colocara a su derecha y a su izquierda cuando estuvieran en su gloria.
Este comportamiento humano pretende posicionarse de manera ventajosa para, llegado el momento, ocupar puestos de privilegio a su lado en el lugar desconocido del que les habla. Lo hicieron porque veían a Jesús como un rey al estilo humano: Guerrero, fuerte y triunfador.

Los otros, al escucharlos, se sintieron ofendidos con ellos y esa es la prueba de  que todos sus discípulos aspiraban a ocupar responsabilidades de poder.
Una vez más se comprueba que el deseo incontrolado de poder no es compatible con la predicación de Jesús y por eso los orienta para que abandonen el camino equivocado: [El que quiera ser el primero entre vosotros será esclavo de todos…].
En las comunidades cristianas no pueden existir unas relaciones de poder como las que se dan en cualquier otro grupo social. En ellas, la grandeza la alcanzan quienes más sirven a los demás.
El gobernante tiene que tener poder, es necesario y bueno, pero si lo usa para conseguir un bien para todos y no si lo utiliza para sí mismo o para su grupo. Quienes gobiernan de manera improcedente abusan de la confianza que le otorgaron los demás y eso es muy grave, porque mintieron para llegar y lo siguen haciendo para mantenerse.
Las comunidades cristianas deben servir a quienes viven en su entorno, esa línea servirá para ejemplarizar cómo practicar un correcto uso del poder humano y ayudará a que aquellos que no forman parte de ella comprueben que la práctica de la fraternidad es el camino correcto para las relaciones humanas. Para conseguirlo serán mucho más transparentes, participativas y comunitarias que las instituciones de carácter social. De proceder así a diario la Iglesia sería el testimonio práctico del Reino de Dios aquí.
Este planteamiento es el CAMINO del cristianismo y de ahí que sea bueno no olvidar que el justo sufre y sacrifica su vida por los otros; sus acciones fructifican y el Padre se lo premia pero… ¡¡¡No sabemos cuándo, cómo o con cuánto!!!
Por ello debemos tener confianza en Jesús, nuestro Maestro, si queremos aprender. Lo fue porque para enseñar bien la mejor metodología se sustenta siempre sobre el pilar de saber poner a los alumnos un buen ejemplo para cada tema, todas las palabras de Jesús se reforzaban con acciones de vida… ¡¡¡Esos fueron sus ejemplos, los que aún no hemos visto o no nos interesa ver!!!
Se hizo hombre y padeció los problemas del hombre, por eso es quien mejor nos comprende y de ahí que nos perdone los errores que cometemos.
Proclamó la verdad sin miedo y no fue aceptada por quienes ocupaban cargos religiosos o políticos, el pueblo también le dio la espalda y sufrió como hombre el dolor de la injusticia pues lo condenaron y mataron. Su predicación lo llevó a la muerte, sabía lo que le iba a ocurrir y no huyó… ¿Ha habido algún caso similar?
Pues parece ser que no es suficiente para quienes decimos que somos cristianos católicos y que formamos parte de la Iglesia de Jesús.
Hace unos días comencé a sentirme mal, por el escándalo de las nuevas filtraciones habidas en Roma sobre un documento privado, con quienes se pelean en mi Iglesia por ocupar cargos terrenales o por defender su verdad y no la verdad del evangelio. Hoy, ese sentimiento de rechazo hacía ese proceder se ha incrementado porque entiendo que todavía no han comprendido algunos de nuestros clérigos el mensaje que Jesús nos dio para orientar a Santiago y Juan sobre esas tentaciones terrenales. No me valen las justificaciones corporativas de quienes nos dicen, cada vez que nos salpica un proceder incorrecto de alguno de ellos, que son humanos.
¿Por qué opino así? Porque el escándalo es lamentable siempre, venga de donde venga, pero si los autores de él ocupan cargos de responsabilidad en la Iglesia de Cristo sus acciones son más graves porque se convierten en ejemplos negativos para los católicos y para quienes no lo son… ¿Eso hacía Jesús?

Ya va siendo hora de que recorramos el CAMINO del evangelio y no el de las rutinas.




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