sábado, 9 de febrero de 2019

EL LAGO Y JESÚS


Colaboración de Paco Pérez
ÉL NOS SIGUE LLAMANDO  
Los textos nos muestran cómo es la actuación del Señor para manifestarse a los hombres en cada momento de la historia. Sus formas no son las mismas porque debemos pensar en el nivel cultural de quienes debían recibirle… ¿Sería una barbaridad afirmar que ya está todo anunciado y que sólo nos queda a las personas la opción de ponernos a trabajar para que su proyecto dé los frutos que harán del planeta el lugar idílico soñado y que Él nos regaló?

Isaías nos relata una de esas formas de manifestarse, la experiencia que tuvo él. Leemos ISAÍAS 6,12ª. 3-8:
[El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él. Y se gritaban uno a otro, diciendo:
- ¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!  
Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo. Yo dije:
- ¡Ay de mí, estoy perdido!
Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos.
Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
- Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.
Entonces, escuché la voz del Señor, que decía:
- ¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?
Contesté:
- Aquí estoy, mándame.].
Estas manifestaciones eran necesarias, Isaías quedó muy impresionado con tanta grandeza y majestuosidad, reconoció ante Él sus miserias, quedó liberado de sus errores por uno de los serafines y, finalmente, lo eligió el Señor para que transmitiera al pueblo sus mensajes.
Ochocientos años después llegó el momento cumbre de su obra, Jesús entra en acción y, con métodos diferentes, puso en marcha el Reino de Dios entre los hombres.
El lago de Galilea tuvo una importancia muy grande para la puesta en marcha de los planes de Dios pues en aquel entorno comenzó Jesús a ser conocido. Allí vivían algunos de los apóstoles que Él escogió para que le siguieran y en sus aguas, o en sus proximidades, se protagonizaron algunas de las escenas bíblicas con las que comenzó a ser muy conocido y seguido.
Jesús, al principio, estaba solo pero, tal vez, sabedor de que su misión necesitaba de una actuación colectiva buscó rodearse de personas que comprendieran sus palabras, se convencieran de la verdad que comunicaban y entonces le siguieran.
¿Cómo consiguió en aquel ambiente inculto el seguimiento tan incondicional de ellos?
Primero se los ganó con la palabra y después pasó a realizar ante ellos la escena maravillosa de la “Pesca milagrosa”. Para que nosotros comprendamos en nuestros días qué efecto debió causar a los presentes esa acción deberemos viajar hasta aquellos tiempos y entonces comprenderemos mejor que cuando realizaba ante ellos esas acciones extraordinarias les hacía pensar sobre “qué había ocurrido” y “quién lo había hecho”, en este caso “una pesca abundantísima” y “un tal Jesús”.
Como la sociedad, antes y ahora, lo que busca son realidades y no promesas vanas pues es lógico que después de presenciar aquella escena los pescadores que le acompañaban quedaran asombrados, reconocieran a Jesús como su autor, no dudaran de lo que había hecho y que le aceptaran su propuesta de seguimiento sin titubear.
Jesús dejó las bases del proyecto del Reino en marcha y después tocaba remar a los que vinieran detrás. Los apóstoles fueron los que continuaron con su labor formando las primeras comunidades cristianas. Entonces apareció Pablo y el Señor encontró en él las cualidades adecuadas para que cambiara su comportamiento y pasara de perseguir a los cristianos a morir por el Señor.
Pablo, a las comunidades cristianas que él fundó, les recomendaba que siguieran practicando lo que les había enseñado era el fruto de lo que él había aprendido de quienes habían conocido a Jesús, los instaba a continuar aplicando esas experiencias en sus vidas la para que así la fe siguiera presente en ellos y entonces todo marcharía pero, si no seguían en ese camino todo se vendría abajo. Les recordó que él fue el último, el más pequeño de todos, que fue elegido por Jesús, que recibió de Él el encargo de transmitir a los demás la VERDAD y que no se cansaba de repetir:
- […que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras…].
Pablo les reconoció que pasó de perseguir la doctrina de Jesús a defenderla. Esta razón fue la que dio impulso a su vida hasta que la entregó defendiendo el Reino.

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