viernes, 23 de junio de 2023

EL MIEDO

 Colaboración de Paco Pérez

PROCLAMAR LA VERDAD ES UN DEBER

Anunciar el Reino nunca fue tarea fácil y hoy, en algunos lugares, el riesgo de ser perseguidos por hacerlo sigue siendo grande. Esa realidad les causaba miedo y, para ayudarles, Jesús les proponía actuar con prudencia y cautela para evitar el rechazo pero, si lo eran, deberían levantarse con ilusión y esperanza.

Jeremías se enfrentó al pueblo y a los dirigentes de Judea al comunicarles lo qué debían hacer ante el peligro de ser invadidos por el imperio babilónico, no lo aceptaron y lo persiguieron. Él se quejó al Señor por sufrir las consecuencias de haberlo enviado a realizar esa ingrata labor pero la fe le hizo recapacitar y se sintió protegido por Él.

Jesús les aconsejaba que predicaran con crudeza, sin buscar las disputas y sin tener miedo porque el Padre lo conoce todo y lo que hacemos por Él siempre lo recompensa.

No debe sorprendernos que tener miedo a sentirnos rechazados siga presente en quienes colaboran con el Reino pues Jesús también padeció ese comportamiento injusto y por eso les pidió que no lo tuvieran.

Hablar de Dios con medias verdades sí debe causarnos miedo porque nos hace esclavos de la mentira. También lo tienen quienes lo niegan o se hacen a un lado para no perder la vida o recibir represalias. Ocurren estas situaciones personales cuando la fe está debilitada y el temor se impone.

Quienes confían en Dios nunca pierden la esperanza porque tienen fe y saben que nadie puede destruirles el alma. Si Él cuida de los animales… ¿Cómo no va a cuidar de las personas?

Opino que la religiosidad está en horas bajas y que manifestarlo es rechazado con argumentos que son impropios de nuestros tiempos… ¿Cómo hemos llegado a esta realidad?

Se nos sigue anestesiando con los números, los cristianos somos muchos, pero la realidad de nuestra praxis demuestra que somos pobres en ejemplos de vida; con las tradiciones, cumplimientos que sólo nos mueven durante unos días o unas horas al año; con la eucaristía diaria o semanal y, al concluir, regresamos satisfechos a casa porque los deberes cristianos ya están hechos… Así nos sentimos complacidos y no nos preocupamos de hacer algo diferente para cambiar lo que no marcha pero si nos viene algún contratiempo entonces tenemos miedo porque no encontramos una solución a nuestros problemas y creemos que Dios nos ha dado la espalda.

Quienes no dan entrada a estas posturas incorrectas no tienen miedo, salen adelante empujados por la fe y permanecen fieles al Padre porque saben que Él siempre está a su lado para ayudarles.

No olvidemos que Dios se preocupa de las personas desde siempre pues estableció un proyecto de convivencia que fue roto por Adán y Eva cuando pecaron al dejar de obedecer las normas que recibieron de Él.

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