sábado, 17 de junio de 2023

LA EVANGELIZACIÓN

 Colaboración de Paco Pérez

DAR EJEMPLO Y AYUDAR, EL CAMINO

Desde el comienzo de los tiempos el hombre fue la gran preocupación de Dios pero aquellos a quienes eligió para guiar a las personas siempre fueron rechazados porque para mostrarles el camino del Señor tuvieron que tomar en su nombre decisiones que no les gustaba, tenemos el ejemplo de Moisés. Él fue escogido por Dios para liberar a los israelitas de la esclavitud que vivían en Egipto y para guiarlos hasta Israel durante el viaje de regreso. En el desierto le plantearon problemas y el Señor habló con Moisés. Le pidió que les recordara lo bueno que había hecho con ellos, que no olvidaran que era su único Dios, que permanecieran fieles a la alianza, que eran el pueblo escogido y que estarían a su servicio. Después, quienes cumplieron regresaron a Israel y los incumplidores no.

Jesús realizó su misión evangelizadora relacionándose a diario con las personas y así comprobó que sufrían porque la realidad de su entorno no les ofrecía unas perspectivas de futuro que les ayudara a concebir la esperanza de poder abandonar la pobreza extrema en que vivían por culpa de los impuestos que les imponían las autoridades, porque los trataban con injusticia, porque padecían la ausencia de libertad sin ser esclavos, porque caían enfermos y nadie los atendía…

A ÉL le preocupaba que las personas sufrieran estas acciones y que no vivieran felices por culpa de esa realidad social que Él palpaba durante sus viajes por los pueblos y ciudades, lo comunicó a los discípulos y los envió a evangelizar. Antes de marcharse les regaló unos poderes con los que pudieran ayudar a las personas a tener una vida más digna y, por último, les pidió que lo hicieran de manera desinteresada porque así lo habían recibido ellos del Padre.

Hoy, Jesús nos sigue invitando a comportarnos con el prójimo siguiendo el protocolo de los médicos: Explorar a la sociedad enferma en que vivimos inmersos para conocer qué ocurre realmente, descubrir qué lo causa, diseñar un plan exploratorio, analizar los resultados obtenidos, emitir un diagnóstico certero del problema y, finalmente, aplicar un tratamiento corrector que restaure la normalidad.

¿Procedemos como Jesús nos enseñó o cada cual nos hemos trazado nuestro particular plan de salvación?

Él entregó su vida para salvarnos pero… ¿Nos preocupamos de ayudar a quienes tienen necesidades o creemos que estamos justificados con nuestra asistencia diaria o dominical a los rituales que se programan en el templo o en las calles?

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