Colaboración de Paco Pérez
EL
ORIGEN DEL MAL
Reflexionar
sobre los temas de la vida es bueno, Qohelet lo hacía y, al finalizarlas, siempre acababa decepcionado.
Supongamos que una persona honrada trabaja durante la
jornada laboral muy bien, al acostarse planifica mentalmente cómo hacerlo mejor
al día siguiente y descansa poco. Un tiempo después, cansado, comprueba que todo
sigue igual, medita y, decepcionado, decide que no mereció la pena preocuparse tanto
por los temas porque lo que tenemos es fruto de vivir en una sociedad vacía de principios y repleta de injusticias e irresponsabilidades.
Opinan así quienes honradamente luchan por hacer un mundo diferente y mejor pero cuando el interés por lo material se instala en la sociedad las personas se distancian de Dios y, por egoísmo, adoran al dios dinero.
Sucedió
en el pueblo judío, ahora en
nuestra sociedad y eso prueba que nada ocurre por casualidad. Cambian los
tiempos, las personas y los procedimientos administrativos pero el problema siempre
es el mismo, el deseo desmedido de poseer.
Jesús conocía esta realidad y por eso respondió
y enseñó, con sus vivencias, sobre lo que ocurrió con los hechos del evangelio:
Dos hermanos enfrentados por el
reparto de la herencia paterna. Como las leyes judías establecían quienes
tenían esa responsabilidad lo remitió a ellas porque Él no era la persona
adecuada y así nos enseñó que no debemos
opinar sobre los asuntos ajenos cuando desconocemos los hechos o no tenemos autoridad para hacerlo.
Sí
opinó sobre el origen de estos problemas, el egoísmo desmedido por el dinero,
lo que es importante en la vida
y qué no y reprochó cómo nos esmeramos en acumular lo perecedero. También afirmó
que quienes creen que ahí está la felicidad se equivocan porque no piensan que
algún día se irán y lo dejarán todo, que ese día puede presentarse en el
momento más inesperado, que iremos a la presencia del Señor y tendremos que rendir cuentas de lo que aquí hicimos con el
prójimo y no de lo que poseemos.
Pablo les aconsejaba meditar
mirando hacia arriba para que supieran distinguir entre lo que no tiene valor
aquí y lo que sí, qué es prioritario y qué no, cambiar los comportamientos
equivocados y conseguir instaurar una sociedad igualitaria.
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