sábado, 21 de julio de 2018

COMPRENDER EL REINO ES DIFÍCIL


Colaboración de Paco Pérez
DERRIBAR LAS BARRERAS, UN PASO
Desde el comienzo de los tiempos las personas y quienes dirigían sus destinos, políticos o religiosos, tenían la obligación de hacerlo por el camino de la justicia. Cuando no actuaban así Dios se enfadaba con ellos, los advertía para que cambiaran y, si continuaban haciendo lo mismo pues les sobrevenían consecuencias, las que los llevaron a padecer las deportaciones.
El Señor, conocedor del mal pastoreo de sus dirigentes, observaba apenado el dolor que en ellas padecía su pueblo. Para darles esperanza envió a Jeremías y éste les comunicó que el Señor no los abandonaría y que unos nuevos dirigentes se encargarían de retornarlos al lugar de origen.

Entre judíos y paganos había un distanciamiento histórico que estaba presente de manera física con el muro de piedra que separaba los patios del Templo y a las personas de ambos grupos y sentimentalmente porque estaban enemistados.
Con el paso del tiempo ambas barreras fueron derrumbadas. La espiritual con la venida de Cristo y después cuando el invasor romano destruyó la de piedra.
Ese fue el problema que se le planteó a la naciente Iglesia de Cristo y Pablo, conocedor de ello, les presentó el nuevo orden: [Ya no había dos grupos enfrentados sino uno y en él todos estaban unidos en la misma causa porque las barreras habían sido eliminadas por Jesús.].
Después de Cristo ya no tenían sentido los enfrentamientos por raza, cultura, religión o cualquier otro elemento diferenciador pues la justicia universal había sido restaurada con su derrumbamiento.
Para que esa idea fuera conocida por las personas los apóstoles recibieron de Jesús el encargo de viajar a otros pueblos para evangelizarlas y, al concluirla, regresaron. Cuando estuvieron ante Él los atendió y los invitó a retirarse hasta un lugar tranquilo a descansar, así les reconoció el esfuerzo que habían realizado para comunicar a los demás sus enseñanzas… ¿Por qué les hizo esta propuesta?
Porque cuando llegaban a un lugar siempre se aglutinaba la gente en torno a ellos y en la vida hay que establecer los tiempos para descansar y trabajar, para conseguirlo se subieron a una barca con Él.
Cuando las personas del lugar los vieron hacerlo los reconocieron, se cundió la noticia y fueron por tierra a su encuentro. Al desembarcar la multitud los estaba esperando, Él se conmovió al verlos cansados y desorientados, los acogió y comenzó a predicarles.
¿Por qué lo buscaban?
Porque las instituciones los tenían agobiados: Los romanos los esclavizaban con impuestos; el judaísmo les impuso un modelo religioso cargado de preceptos en el que faltaba la práctica de la justicia, el amor y el perdón y en el Templo se marginaba a quienes no cumplían sus normas.
Como Jesús no estaba de acuerdo con estas prácticas lo proclamaba, las personas se sentían arropadas por Él y de ahí que lo siguieran cuando aparecía en los lugares habitados.
En nuestros tiempos la historia se está repitiendo y somos gobernados por quienes sólo se preocupan de su bienestar personal y no del colectivo. Como consecuencia de esta realidad tenemos la economía nacional deteriorada, las leyes no se respetan, la autoridad está perdida porque como temen perder los votos pues no aplica la ley en su justa dimensión, los derechos humanos no se respetan, sigue habiendo desplazamientos masivos de personas de todas las nacionalidades…
¿Estamos trabajando para que el Reino de Dios funcione entre las personas?
Para empezar a andar el camino que predicó Jesús hará falta que los hombres y mujeres comencemos a buscarlo, así lo conoceremos mejor y, cuando llegue ese momento, entonces será cuando pondremos en práctica el derribo de las barreras que obstaculizan la convivencia.
Participar es bueno pero hacer una manifestación de buenas intenciones no es suficiente pues para que haya una verdadera transformación necesitaremos realizar en nosotros un cambio radical… ¿Estamos ilusionados con seguir al Jesús que murió por derribar las barreras o preferimos seguir agarrados a la tradición  que sólo nos exige acompañar una vez al año y, además, vestidos con nuestras mejores galas?


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