jueves, 21 de marzo de 2024

EL EGOISMO DISFRAZA LA VERDAD

 Colaboración de Paco Pérez

Y CONDENA AL JUSTO

El comportamiento humano, a veces, es incorrecto porque ocurrió antes de Jesús, cuando Él vivía y ahora. Quienes actúan así generan injusticia pues empujan a otras personas a pasar por pruebas difíciles al tener que decidir sobre qué postura deben adoptar ante el comportamiento violento en que viven como consecuencia del egoísmo y de la ausencia de principios básicos, influencias que actúan como acelerador del mal y no como freno.

Jesús, al final de su vida pública, lo padeció por culpa del modelo social corrompido que había y, por afectarle a Él, conocemos que quienes tenían el poder religioso y político actuaban manejando los hilos de la injusticia para impulsar, por intereses personales, unas acusaciones infundadas que nacían de sus temores a perder el poder y a que hubiera revueltas ciudadanas. Con argumentos sustentados en esos intereses personales o corporativos presentaron a Jesús como un personaje peligroso y así pudieron acusarlo, apresarlo, interrogarlo, lincharlo física y moralmente y matarlo.

La realidad era otra, Jesús denunciaba las irregularidades que había en el Templo y los responsables religiosos de Jerusalén decidieron matarlo para no perder su posición pero… ¿Cómo lo hacían para que el pueblo no los señalara como culpables?

Acusándolo con hechos falsos para llevarlo con ellos a Pilato y que éste lo condenara y lo condenara a muerte, así la responsabilidad sería de él y ellos quedarían limpios de culpa. Pilato, aunque sabía que las acusaciones eran falsas, al ser el representante del Imperio no podía dar la espalda a los posibles desordenes que pudieran ocurrir por culpa de sus predicaciones.

Estas dos posturas egoístas representaron bien su papel en la comedia que montaron para ocultar lo que realmente los empujó a tomar sus decisiones y así evidenciaron que, a veces, quienes ostentan el poder sólo les preocupa su situación personal y hacen lo que haga falta para que nadie los mueva de su situación de privilegio.

Por actuaciones de este estilo los inocentes son condenados y los poderes oficiales quedan como triunfadores… ¡Así se gestó la muerte de un inocente, Jesús!

Después, Pablo pidió a las personas que abandonaran las costumbres rancias de los hombres, esas que les hacen presumir de lo que son o poseen, para seguir el ejemplo de Jesús: Llevar una vida silenciosa porque quienes se ensalzan son humillados y quienes se humillan son ensalzados.

Jesús nos enseñó que debemos tener confianza plena en el Señor, no ser egoístas, no responder con violencia sino con comprensión, amar, tener paciencia, aceptar resignados el sufrimiento que nos causen los golpes de la vida y, siempre, luchar para superar las pruebas.

 

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