Colaboración de Paco Pérez
TIEMPO DE REFLEXIÓN Y CAMBIO
Siempre hubo quienes, al no poder vivir con
dignidad, tuvieron que emigrar a otros lugares y no fueron bien recibidos. El
Señor escuchó sus lamentos, los liberó y les regaló un lugar donde vivir y
crecer como pueblo; les reguló el culto y les puso unas normas justas para que
se ayudaran y vivieran en paz, pero… ¿Lo hicieron, o hacemos, correctamente?
Han pasado muchos años, no reflexionamos sus
propuestas y le respondemos mal en nuestras prácticas religiosas pues las diseñamos
a nuestra medida y, de vez en cuando, afirmamos convencidos que tenemos mucha FE…
¿Sabemos que por ser un regalo de Dios debemos cuidarla para que sea el motor
de nuestras prácticas?
La fe ayuda a vencer las “tentaciones” que a diario recibimos para que fallemos a Dios. Jesús, como hombre, también las tuvo pero las venció.
La variedad de éstas es grande y, como llegan a
diario camufladas, nos familiarizamos con ellas, las abrazamos, les damos acomodo
en nuestras vidas y participamos en la carrera desenfrenada que proponen. Las
venceremos siguiendo el ejemplo Jesús y estando vigilantes porque son apetitosas
y visitan cuando más problemas tenemos y debilitado está el espíritu.
La “tentación de acumular” está imponiéndose al
deseo del Señor, que haya igualdad, y está ocasionando que unos cada vez sean más
ricos y otros más pobres.
Ahora se está visibilizando esta práctica en España,
con las propuestas desiguales para el reparto del dinero a las Comunidades y
con el lamentable final que unos países están cocinando para el pueblo ucraniano.
Ha llegado la degradación institucional y personal a
este punto sin retorno porque algunos, para alcanzar sus objetivos terrenales,
han ido alejando a Dios de sus vidas y los demás, incluidos quienes decimos que
somos cristianos, permanecemos pasivos para evitar que nos crucifiquen.
¡Es injusto crucificar al pueblo ucraniano imponiéndole
acuerdos ignominiosos de usurpación territorial y explotación de recursos
naturales!
Jesús nos enseñó el camino correcto pero, durante el
año, transitamos por el nuestro y en Cuaresma nos blanqueamos la fachada
confesando, ayunando, comiendo mariscos y no carne, acompañando a las imágenes con
mantilla y luciendo valiosos sallares y alhajas, llorando cuando la lluvia cae o
sufriendo cuando el paso nos recuerda la Pasión de Cristo.
Reflexionar sobre lo que hacemos es aconsejable porque
ayuda a reconocer los errores, invita a cambiar el comportamiento y propone
diseñar planes de mejora que sean reales, sencillos y realizables… ¿Lo hacemos?
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