viernes, 19 de agosto de 2022

EL FRUTO DE LA LIBERACIÓN, LA SALVACIÓN

 Colaboración de Paco Pérez

¿QUÉ HACER PARA ALCANZARLA?

Isaías anunció la salida en misión para visitar lugares lejanos con la finalidad de que conocieran la grandeza del Señor y todos, unidos por la misma creencia, viajaran a Jerusalén para darle culto.

Siempre preocupó a las personas su salvación y de ahí la pregunta que un hombre le hizo a Jesús:

[- Señor, ¿serán pocos los que se salven?

Jesús les dijo:

- Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán…].

El mensaje que le dio sobre el comportamiento que debían tener estaba ligado al paso por la puerta estrecha porque la visión que percibían estaba enturbiada y no podían ver con claridad la propuesta de SALVACIÓN que Jesús les hacía, su respuesta servía para las personas de todos los tiempos.

Los ejemplos que les ponía pretendían facilitar la comprensión de sus mensajes. Les habló de puerta estrecha porque en aquellos tiempos las ciudades estaban amuralladas y para entrar o salir había que hacerlo por una puerta grande muy pesada y al lado también había una puerta estrecha. Al atardecer se echaban los cerrojos y quienes no habían respetado el horario señalado para el cierre tenían que quedarse fuera o gestionar la entrada por la puerta estrecha.

En este ejemplo Jesús comunicó que las puertas del Reino están abiertas para todos pero durante nuestra vida deberemos hacer bien los deberes y no dejarlos abandonados pues nos puede sorprender la hora de entrar alejados y el poderlo hacer por la puerta estrecha no lo tendremos garantizado.

Los judíos creían que, por el hecho de serlo, tenían garantizada la SALVACIÓN y los demás no pero Jesús les comunicó que también lo pueden conseguir quienes comprendan a tiempo que para lograrla deberán liberar la mente y romper con las ataduras que los esclavizan y privan de libertad: La mentira, el poder, la comodidad, el afán de acumular, el mirar hacia otro lado cuando no nos afectan los problemas…

Hay quienes entienden que la salvación es universal pero Jesús les propuso elegir entre la puerta ancha o la estrecha para entrar, nosotros seguimos sin escucharlo y eso hace que nos compliquemos la salvación con una religiosidad que se guía por las tradiciones y se olvida de practicar el “amor al prójimo”. Lo que es sencillo lo apartamos, así nos alejamos de lo verdadero y entonces abrazamos lo que Dios no quiere que hagamos. Un ejemplo lo tenemos en las personas que lloran cuando llueve porque su imagen no puede salir del templo en procesión pero al regresar a casa no se preocupan de ayudar a quienes están mojados porque viven en la calle y no pueden comer.

La acción liberadora empezaremos a practicarla mientras caminamos por el Reino terrenal, siempre lo haremos en colectivo y nunca desde el individualismo… ¿Por qué?

Porque Jesús enseñaba que lo más importante para entrar en el Reino es el esfuerzo que cada persona haga por ayudar a los demás y así evitaremos que la única entrada válida sea la puerta estrecha porque no se sabe cuántos entrarán. También dejó claro que nadie debe creerse salvado pues dijo: [Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.].

Luego, siempre estamos en tiempo hábil para rectificar y así no se nos cerrarán las puertas.

Pablo estableció una comparativa entre las recomendaciones correctoras que vienen de Dios y las que nos hacen los padres. Éstas siempre buscan enderezar el rumbo de quienes caminan desviados y, aunque nunca son bien recibidas por los hijos, está demostrado que con el paso de los años éstos reflexionan y se convierten en personas fuertes y rectas, es decir, preparadas para poder caminar solas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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