4º Domingo
de
Adviento
Colaboración de Paco
Pérez
En este último domingo de Adviento la lectura de Miqueas V, 1-4ª nos anuncia el nacimiento de
Jesús y nos muestra cómo Dios siempre
busca las cosas sencillas y cómo se nos manifiesta con un espíritu humilde,
lo contrario de lo que hacemos los hombres. La mayoría hemos vivido, por nuestro déficit de humildad, por
encima de nuestras posibilidades económicas y por ello la sociedad atraviesa la
situación actual de crisis. Los poderosos nos están ahogando, es cierto, pero
nosotros también hemos jugado a ser grandes y por eso es ahora más grave la
caída:
[Así dice el Señor: “Pero tú, Belén de Efrata, pequeña entre las
aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel. Su origen es desde lo antiguo,
de tiempo inmemorial. Los entrega hasta el tiempo en que la madre dé a luz, y
el resto de sus hermanos retornará a los hijos de Israel. En pie, pastoreará
con la fuerza del Señor, por el nombre glorioso del Señor, su Dios. Habitarán
tranquilos, porque se mostrará grande hasta los confines de la tierra, y éste
será nuestra paz.]
De no ser Dios así hubiera elegido para el
nacimiento de su Hijo un palacio y una ciudad majestosa y por el contrario lo
hizo en una población humilde, Belén.