miércoles, 13 de abril de 2022

SEMANA DE PASIÓN

 Colaboración de Paco Pérez

¿POR QUÉ MATARON A JESÚS?

¿Tenemos claras las ideas sobre este misterio?

No es fácil dar una respuesta adecuada porque sólo encontraremos una ayuda seria si acudimos a la Biblia y esa práctica no es muy popular entre la mayoría de los cristianos. Como no solemos hacerlo pues nuestras prácticas nos arrastran a participar en la TRADICIÓN popular que nos invita a ir detrás de los “pasos” que desfilan por nuestras calles en “PROCESIÓN” durante la Semana Santa. Algunas personas que participan es posible que, mientras dura el acto, recuerden con pena los últimos días terrenales que vivió Jesús pero la mayoría también es posible que se limite a participar acompañando a la imagen que lo representa cargado con la CRUZ pero sin plantearse otras cosas. Algunas veces yo asisto como observador, compruebo lo dicho y veo la realidad. Me ocurre porque compruebo que un año más, antes y durante la Semana Santa, se sigue repitiendo en nuestros pueblos y ciudades la misma planificación para que todo esté correcto.

¿Qué se suele hacer durante esas fechas o en las previas?

Publicar costosos carteles anunciadores; dar el tradicional “Pregón” sobre el misterio; ensayar la “levantá” y el movimiento con los tronos antes de las procesiones por las calles del recorrido tradicional; observar cómo llevan los “costaleros” el paso en los tronos; ver a los “capataces” ofreciendo su repertorio habitual de frases hechas para dedicarlas a la imagen, golpeando el “llamador” para la “levantá”, voceando las tradicionales palabras con las que animan a los “costaleros” u orientándolos para lograr pasar los tronos por lugares imposibles; observar a los “fieles y devotosciudadanos que los acompañan y animan con sus aplausos; presenciar, si llueve, cómo algunas personas lloran desconsoladas, y, si acompaña el buen tiempo, cómo acaban cansados y felices; grabar con las cámaras los momentos más bellos para convertirlos después en noticias o recuerdos y, por último, levantarnos el lunes de Pascua y comprobar cómo se muestran muy satisfechas las personas porque todo salió perfecto.

En esta fiesta religiosa, los “cristianos-católicos” recordamos lo que sufrió Jesús en esos días finales de su vida, que no fue fruto casualidad y que no se montó por los agresores de un día para otro, podría entenderse como una conspiración que se inició cuando Jesús comenzó a “PREDICAR” con su particular estilo. Él, cuando era necesario, les demostraba que no había venido para complacer a la sociedad sino a mostrarles qué debían hacer y qué no, cuándo había que respetar las normas del judaísmo y cuándo había que saltárselas para dar prioridad a lo importante. Por ejemplo: Si era sábado y a un judío se le caía un animal a un pozo su ley religiosa les prohibía bajar a rescatarlo y tenían que esperar al día siguiente para recuperarlo.

En Marcos 2, 27-28 encontramos las palabras que dijo  Jesús para aclarar el tema: [Y añadió: “El sábado fue hecho a causa del hombre, y no el hombre por el sábado. El dueño del sábado es el Hijo del hombre.].

Él no se opuso al “precepto del sábado” sino que les hizo ver que atender los problemas en sábado era más importante que no hacer nada. Él deseaba que aprendieran que la Ley no podía esclavizar a las personas y por eso, siendo judío también, curaba en sábado para hacerles ver que era más importante solucionar en ese momento el problema del enfermo que dejarlo morir por cumplir la Ley.

¿Qué era más razonable el comportamiento que les imponía esa ley o el razonamiento de Jesús?

Así, con acciones tan simples como ésta, fue como convenció a quienes lo escuchaban porque no se limitaba a predicar el camino sino que lo practicaba. Con ese comportamiento les mostró su amor, los perdonó, los curó, les dio de comer… Por hacer estas cosas tan sencillas con los necesitados durante sus tres años de enseñanza, Jesús desconcertó a todos… ¿Por qué?

Porque no estaban acostumbrados a que las personas fueran tratadas así de bien y eso originó que lo rechazaran quienes las oprimían porque temían perder el poder (religioso, político o económico) que en ese momento ostentaban y que les hacía vivir en la opulencia sin importarles que mantenerse en él era a costa de maltratar al pueblo y tenerlo en la indigencia. 

Por todo esto debemos reflexionar y, si lo hacemos,  entonces comprenderemos porqué quienes tenían esos poderes comenzaron a medrar con anticipación para MATARLO. Su final no fue cosa de dos días, se fue fraguando poco a poco y desde que comenzó a predicarles el proyecto que Dios había diseñado para los hombres: Defender la VERDAD para que hubiera JUSTICIA: hacerlo con libertad total y originalidad y ser inconformistas con el modelo social que les habían impuesto. Por todo esto Jesús pasó a ser para ellos un estorbo y una amenaza pues temían que soliviantara a las masas y que eso les hiciera perder el poder que tenían.

Eso es lo que veían ellos cuando mostraba al pueblo el plan que les permitiera comprender y acoger el Reino de Dios y su justicia pero entendían que ese proceder era un desafío al sistema gobernante pues representaba un vuelco completo al formato que ellos habían implantado.

También dejó sorprendidos a los religiosos por el comportamiento acogedor que tenía con los pecadores pues, según ellos, ningún profeta de Dios había actuado así en otros tiempos, por ser amigo de todos y porque en su mesa siempre acogía a todos los que se sentaban, incluso a quienes no daban señales de arrepentimiento. Lo que más cabreaba al poder religioso era que les hablara de Dios con conocimiento propio y sin seguir la línea que enseñaban ellos, los maestros del lugar.

Jesús cambió el sentido de lo que hacían cuando les predicó un mensaje en el que Dios les ofrecía una vida humana sencilla y ellos, para llegar a ese mismo Dios, la complicaban porque en aquellos tiempos los judíos tenían que vivir cada día, desde que se levantaban, salvando los obstáculos que les ponían con los 365 preceptos que eran prohibiciones y los 248 que no lo eran.

Su mensaje fue claro: Había que cambiar las estructuras que dirigían los destinos del pueblo y, para ello, Él les mostró un camino nuevo, éste estaba ajustado a la verdadera voluntad de Dios y no a la de los hombres.

¿Se ha cumplido el verdadero deseo de DIOS o seguimos caminando con similares métodos esclavizadores para los hombres?

Han pasado muchos años y estamos igual porque lo único que ha cambiado es que quienes ejercían antes esas funciones opresoras, no deseadas por Dios, eran unos hombres brutos y ahora lo hacen otros que son muy cultos, pero muy Pútines.

Jesús sabía que era peligroso intentar lograr una vida digna y justa para los pobres pero también sabía que no podía hacerlo sin recibir el rechazo y la persecución de aquellos a los que no interesaba que hubiera cambios en el poder.

¿Guarda algún parecido lo que sucedió entonces con Jesús y lo que sucede ahora?

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