sábado, 6 de enero de 2024

EL BAUTISMO

 Colaboración de Paco Pérez

Isaías, viviendo en el destierro, animó al pueblo anunciándoles la venida del Mesías, lo describió como alguien educado por el Padre, que recibiría todas sus bendiciones, tendría unas cualidades excepcionales que le harían ser prudente y que trabajaría para que se respetaran los derechos de las personas y se hiciera justicia.

Más adelante Juan evangelizó junto al Jordán y allí habló del que vendría tras él para transformar el mundo, lo hacía con humildad, les proponía que se arrepintieran de sus malas obras, cambiaran el comportamiento y se bautizaran. No les ocultaba que, cuando viniera, el bautismo sería diferente.

¿Por qué tuvo la predicación de Juan tanto éxito?

Porque todo lo que hacía era diferente a las costumbres del lugar, decía y hacía, eso impactaba en las personas y le seguían entusiasmadas porque no imponía nada, ellos decidían libremente qué debían hacer.

Después, con Jesús, las semillas que Juan sembró arraigaron, crecieron y recibían con el nuevo bautismo la venida del Espíritu Santo.  

Han pasado muchos años y, desde entonces, aquel Bautismo ha cambiado… ¿Por qué?

Porque los primeros cristianos abrazaron las enseñanzas de ellos y después de la muerte de ambos sólo les quedó el refugio de la vida comunitaria pues fuera de ella la injusticia, la mentira y el poder arrasaban con todo por egoísmo. En esa situación de dolor y persecución sí tenía fundamento recibir el bautismo pues las personas, al ser mayores, habían aprendido junto a ellos qué era amar al débil, la justicia y la verdad, a sentirse unidos en la fe y tener libertad para decidir y actuar.

Cuando evangelizaban, los que comprendían esa realidad se arrepentían, recibían el Bautismo y la fuerza del Espíritu Santo los inundaba, ya no tenían miedo y daban testimonio de su experiencia sabiendo que el camino estaría lleno de dificultades pero el convencimiento les hacía seguir caminando con ilusión.

Ahora no concurren esas condiciones porque lo recibimos con días o meses y un bebé no tiene que arrepentirse de nada, no puede pedirlo porque no conoce a Jesús y no tiene conciencia para aceptarlo, en su lugar lo hacen unos padrinos que después de comprometerse se desentienden de la responsabilidad que han contraído, educarlos como cristianos.

Por eso opino que sería aconsejable retornar al primitivo formato… ¿Por qué?

Porque en Marcos y el CONTEXTO se nos abren bien los ojos y eso me empuja a no comprender cómo pudieron atreverse a cambiar ese formato si Él enseñó el camino con sus actos.

¿Qué es más importante tener muchos bautizados inscritos en los registros parroquiales o trabajar con los matrimonios jóvenes para que eduquen a sus hijos guiándose en el ejemplo de Jesús y así, cuando sean adultos, puedan decidir de manera libre y responsable si quieren ser cristianos o no? 

El Bautismo, un acto de conversión, lo hemos convertido en un acto de afiliación al cristianismo, mucha juerga y poco cambio y participación.

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