Colaboración de Paco Pérez
UNIDAD, CAMBIO Y COMPROMISO PERSONAL
Cuando el Espíritu
Santo vino la ciudad de Jerusalén estaba muy concurrida pues estaban de fiesta y
había personas de otros lugares. En esos días había mucha incertidumbre, vivían
atemorizados y estaban escondidos.
Su manifestación
estuvo precedida de unos fenómenos conocidos en la historia del pueblo de
Israel, se presentó a quienes estaban escondidos por temor a los judíos pero,
al recibir su presencia cambiaron de manera total: Perdieron el miedo, reforzaron
su creencia, salieron a dar testimonio con la ayuda del don de lenguas, convencieron
al auditorio y triunfó el Espíritu de Dios.
Seguir a Jesús y dar testimonio es la consecuencia de percibirlo cerca y porque nos lo pide, ellos lo entendieron y le respondieron… ¿Lo hacemos?
No hay que señalar
sino mirar en nuestro interior y, al repasar nuestra vida, entonces
comprobaremos que, en ella, concurren las actuaciones equivocadas de una
evangelización familiar, parroquial e institucional sustentada en
planteamientos que florecen pero después dan frutos escasos.
¿Tan complicado es
intentar cambiar lo que no funciona?
¿Por qué ocurrió aquella transformación tan
radical en los discípulos?
Porque Jesús proponía cambiar las relaciones
sociales evitando cometer errores irreparables, no atarnos a la injusticia, practicar
el amor y el perdón y no juzgar y condenar las acciones ajenas.
Para trabajar por el Reino pediremos al
Espíritu Santo FE, sin olvidar que para tener creencia hay que conocer, que para
conocer hay que buscar y por este planteamiento yo me pregunto… ¿Nos
preocupamos de buscar a Dios para conocerlo?
La creencia debe ser el fruto lógico que se
recoge después de sembrar en nuestro corazón la “semilla del amor a Dios y al
prójimo” pero priorizamos adorar a muchos dioses, no dedicamos el tiempo necesario
a Jesús y a preocuparnos por quienes diariamente caminan a nuestro lado con
problemas… ¿Nos sentimos satisfechos?
Pentecostés
nos regaló el Espíritu Santo para que
cambiáramos pues nada debía permanecer anclado en el pasado
sino evolucionando para buscar algo mejor y con ilusión. Con Él la Iglesia inició su andadura y recibió la
valentía necesaria para la evangelización.
Pablo pedía a sus miembros trabajar en cosas
diferentes y coordinados porque así todo irá bien pero cuando hay discrepancias
se resiente la institución y se pone en peligro la misión que nos encargó
Jesús.
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