viernes, 8 de agosto de 2025

LO PERECEDERO CONDENA

 Colaboración de Paco Pérez

CONFIAR SALVA

Los judíos que vivían fuera de su tierra tenían dificultades para conservar la fe por las influencias y presiones que recibían al vivir en minoría dentro de una comunidad cuyo pensamiento y cultura eran diferentes y porque, además, los humillaban y perseguían.

El Señor, conociendo estas injusticias, les ayudaba para que permanecieran unidos en la fe, anunciándoles su liberación y recordándoles que, a pesar de ello, nada quedaría sin ser juzgado por Él.

Hoy, la fe, también está presente pero la realidad es distinta, una cosa es hablar de ella y otra vivirla.

Abraham y su familia enseñan que tenerla es la esencia de la creencia, con ella el creyente no duda. Sara no tenía edad de engendrar, confió y tuvo a Isaac. Abraham fue probado, tenía que sacrificar a Isaac, confió y fue premiado.

Ellos tuvieron fe y obedecieron, murieron y no presenciaron el cumplimiento de las promesas que les hizo pero fueron acogidos en el Reino. Nosotros decimos tenerla pero cuando la adversidad nos visita dudamos y hasta nos atrevemos a encararnos con Él.

Pasaron los años, se manifestó Jesús y les comunicó que el Padre, con su generosidad infinita, nos da el Reino y, con ejemplos, les mostró el camino para alcanzarlo. Lo hizo enfrentando dos temas, la riqueza y la indigencia, y ponderando la honradez y la vigilancia, pero no lo interpretaron correctamente.

Seguimos actuando mal porque la ambición da prioridad a lo material, arrincona la honradez y la generosidad y nos impide vivir con responsabilidad ejerciendo nuestra profesión y en las relaciones con la comunidad.

Quienes durante años sólo se preocupan de trabajar y acumular, al presentárseles los achaques de la vejez, se ven desbordados, reflexionan y se preguntan… ¿Qué hemos hecho mal para estar ahora así?

No percatarse a tiempo de que luchar para conseguir un bienestar material no ayuda después a mejorar, que en cualquier momento los llamará el Padre y lo acumulado se quedará aquí pues a ese viaje se va sin equipaje.

Si practicamos este modelo de comportamiento desde siempre… ¿Por qué no rectificamos?

Porque la ausencia de fe nos impide valorar que siendo honrados y estando atentos y vigilantes podremos responder cuando se nos pidan cuentas y entonces estaremos junto al Padre.

 

 

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