sábado, 9 de octubre de 2021

LOS JÓVENES SE PREOCUPAN POR LO PRÓXIMO

 Colaboración de Paco Pérez

DE MAYORES, POR EL “MÁS ALLÁ”

Pedimos al Señor cosas que tienen un valor pasajero, el dinero es un ejemplo, y le hacemos peticiones inútiles porque las hemos elevado a una categoría que no se merecen al tener el poder de esclavizarnos pues la ambición se encarga de ponernos las cadenas, nos acostumbra a vivir en un ambiente irreal, nos olvidamos de pedirle a Dios su ayuda para luchar por la VERDAD y la JUSTICIA, las cosas que no son perecederas.

Salomón comprendió antes de comenzar a reinar que la sabiduría era el mejor regalo que podía recibir de Dios, se lo pidió y se la concedió. Con ella encontró el camino que le hizo comprender la realidad de la vida, tomaba decisiones justas y fue reconocido como un gran rey.

Las personas se preocupan mucho por el “más allá” y dejan abandonadas sus obligaciones con el prójimo en el “presente”, ante esa realidad debemos preguntarnos… ¿Hacemos lo que debemos o nos limitamos a seguir las rutinas que la sociedad practica?

El diálogo que mantuvo Jesús con el joven rico refleja la realidad de éste, su preocupación por el “más allá”, algo inusual entre los jóvenes porque eso sólo suele afectar a los mayores cuando comprueban que la mochila va muy cargada de años y ligera de salud, y entonces “comienzan a verle las orejas al lobo” pero… ¿Cuándo eran jóvenes se preocupaban del “más allá” o sólo de “las cosas terrenales”?

El ejemplo del evangelio no entra en la dinámica normal de la realidad social de todos los tiempos porque era un joven rico que cumplía con los preceptos de su religión y que no tenía problemas económicos. Esa preocupación que muestra por el “más allá” nos aclara que se le presenta de manera anticipada porque quienes lo tienen todo tampoco quieren que les falte nada cuando tengan que hacer el viaje final hasta el Padre, lo que él hizo fue intentar establecer una relación mercantil para garantizarse allí una buena plaza pero cuando comprobó que el precio era muy elevado cortó el diálogo y nos dejó claro que una cosa es lo poco que hacemos, creyendo que estamos en el buen camino; otra que sigamos el camino que Él nos enseñó y, por último, que tengamos la mochila llena de buenas acciones para que el Padre quede satisfecho cuando lo visitemos.

Hemos sido educados por nuestros mayores en la creencia equivocada de ser buenas personas y cumplir con la tradición religiosa porque así ya estaríamos salvados pero Jesús, para que no nos confundiéramos, nos dejó muy claras las cosas que debíamos hacer y así nos aclaró que las costumbres ancestrales eran insuficientes… ¿Por qué?

Porque este cumplimiento religioso nos lleva a mirar demasiado al cielo pero poco hacia quienes caminan a nuestro lado en la tierra, así no nos percatamos de que muchos de ellos viven en situación de exclusión y, si se nos acercan, les damos algo insignificante de lo que nos sobra pero la realidad es que ese comportamiento no es una implicación seria para ayudar a resolver esa problemática social.

El diálogo con el joven rico nos muestra el típico comportamiento fariseo que lleva a las personas a adjudicarse el título de buenas y a los demás les regala el de malas, Jesús aclaró ese error así:

- [¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.].

Como la riqueza era interpretada en aquellos tiempos de manera equivocada, creían que quienes la tenían es que habían sido bendecidos por Dios. El joven, cuando recibió el consejo de repartir sus propiedades, se marchó triste porque no comprendió que Jesús le pidiera renunciar a lo que tenía derecho a disfrutar porque Dios se lo había regalado.

Jesús, con su consejo amable, quiso devolverle la alegría que había perdido por culpa de su apego desmedido al dinero pues éste le hacía no interesarse de vivir feliz en el presente terrenal alejándose de la infelicidad que le causaba el apego a la materialidad del capital.

Los discípulos, que lo habían acompañado desde el comienzo, tampoco comprendieron sus palabras y Pedro, ante esa dificultad, se convirtió en portavoz del grupo y le comunicó la preocupación que les sembró con sus palabras por su futuro en el “más allá”. Jésus les despejó sus dudas sobre su futuro en el Reino así:

- [ Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más- casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna.].

 

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